Por Lic. Psicología Claudia Villagra Goyén
psiclaudya@gmail.com
Situación: luego de un día agotador (de trabajo fuera y dentro de casa) la mujer se dispone a disfrutar de su merecido descanso, justo (¡justo!) cuando su bebé se despierta. Ella acude a su demanda, lo amamanta (o simplemente le hace upa y lo mece en sus brazos) y cuando vuelve a dormirse, lo deja en su cuna. El ejemplo puede resultar familiar y hasta cotidiano a más de uno. Ahora, cuando la escena se repite varias veces durante la noche, muchos deciden llevar al niño a la cama matrimonial…
El colecho es un sustantivo que no está recogido en el diccionario y que significa compartir el lecho con el bebé implicando por definición que los niños compartan la cama con sus padres. Se convirtió en el nuevo tópico de la discusión maternal a partir de innumerables ejemplos de mamás famosas que relatan sus historias a la prensa y transmiten por redes sociales lo beneficioso de compartir con sus hijos la cama matrimonial. Pero, ¿es beneficioso hasta cierto punto?; ¿le hacemos mal a nuestros hijos?, ¿a la pareja?.
Comencemos diciendo que encontramos aquellas mujeres que duermen con los niños en la cama matrimonial y las que se oponen fervientemente a hacerlo. Cada una pelea por su postura como la más “saludable”. Las primeras reafirman que es la nueva forma de criar a los hijos, que así se sienten más seguros y protegidos, y que ellas también duermen mejor. Las segundas dicen que es peligroso para los bebés, que crea una dependencia que no es fácil cortar y que termina complicando la relación de la pareja. Lo que hace más extraño de todo esto es que unas y otras lo hablan con sus pediatras y encuentran aliados para ambos modos de crianza.
Siempre y cuando sea una decisión de la pareja, el colecho es una práctica recomendable, consideran algunos licenciados en Psicología quienes reconocen que si bien compartir la cama implica mayor comodidad para la mamá durante la lactancia, ya que la mujer descansa mejor y eso le permite mayor disponibilidad durante el día para responder a las demandas del bebé, a la madre también le da tranquilidad saber que su hijo está cerca para responder a su llamado. A la hora de enumerar beneficios para el bebé, los especialistas en maternidad y crianza remarcan que el hecho de que su madre responda rápidamente a su llamado le da seguridad y contención. Se siente acompañado y respetado en sus necesidades de alimento, brazos, calor, amor, lo cual favorece a la construcción de su autoestima en un futuro.
En las distintas bibliografías consultadas hacen la gran diferencia entre el colecho sistemático y el colecho ocasional, anticipándose a los beneficios y perjuicios en cada una de estas formas de vivenciar el colecho por los padres.
Al respecto, la Asociación Psiquiátrica Argentina, considera que no es saludable que el chico duerma con los padres, primero porque la pareja tiene que recuperar su intimidad y muchas veces el niño es usado como excusa para evitar el contacto. Suele ocurrir que la pareja lo usa como justificativo para no encontrar un espacio de intimidad, la cual siempre se puede articular, pero si hay bebé en el medio es contraproducente. Acerca de esta crítica que asegura que el niño es “funcional” en la cama grande para tapar la falta de intimidad y la revolución que un hijo genera en la sexualidad de una pareja, se subraya que dentro de “relaciones sanas”, todo se desenvuelve con naturalidad; si, en cambio, el hijo ocupa un lugar en la cama que excede al colecho, un lugar en el cual el hombre queda desplazado, en donde la madre siente tal completud que no puede tener deseos por ‘otras cosas’, se da algo particular con ella y entonces la situación puede complicarse.
Se insiste en que si la decisión de colechar fue consensuada y, posteriormente, la de pasarlo a su cuarto también lo es, entonces el mensaje será claro y bien entendido por nuestros hijos. En caso contrario, el niñ@ quedará instalado en la cama grande, pero no porque el niño agarró mañas o porque adoptó la “mala costumbre”, sino porque alguno de los integrantes de esa pareja prefiere que ese niño siga en esa cama, probablemente por algún motivo más inconsciente.
Nuestra reflexión:
La evolución nos brinda tener la posibilidad de escoger, que cada uno sea libre de decidir cuál es la mejor opción para nuestros hijos. No todo es blanco o negro. Investiga, lee y compara, luego decide. Lo más importante: decidas lo que decidas no te hace ni mejor ni peor padre. Lo que te convierte en un buen padre es intentar hacer lo mejor para ellos, te equivoques o no!
Páginas consultadas: http://www.unamaternidaddiferente.com/2013/05/unicef-no-cambia-las-recomendaciones.html
http://www.infobae.com/2014/10/24/1604086-colecho-el-debate-hay-que-compartir-la-cama-los-chicos
Imagen: Morguefile.com