El abuso sexual infantil podría definirse como ”toda aquella actividad sexual con o sin violencia entre un adulto y un menor, o entre dos menores, cuando uno ejerce poder sobre el otro”.

El abuso sexual infantil podría definirse como “toda aquella actividad sexual con o sin violencia entre un adulto y un menor, o entre dos menores, cuando uno ejerce poder sobre el otro”. Para la Comisión Nacional de Derechos Humanos el abuso sexual ocurre entre un niño o una niña y un adulto (que puede ser alguno de sus padres, padrastros o responsables del niño o niña o cualquier otro adulto integrante de su familia). Comprende tanto los actos que puede realizar el adulto para obtener estimulación o gratificación sexual, como la explotación sexual del niño o de la niña mediante la fuerza, la coacción o la persuasión. Se trata de un delito castigado por la ley y de una situación que puede marcar para siempre la personalidad de la víctima, con todos los problemas que ello conlleva.

Da la impresión de que se trata de un problema aislado que “a mis hijos no les sucederá”, incluso hay personas que lo relacionan con un nivel económico precario. Sin embargo, es más habitual de lo que creemos y debemos tenerlo presente para intentar salvaguardar la infancia y la inocencia de nuestros hijos.

La fundación RANA (Red de Ayuda a Niños Abusados) de España ofrece datos al respecto y una guía con siete pasos para evitar el abuso sexual infantil. Algunos datos relevantes: se estima que una de cada cuatro niñas y uno de cada seis niños puede convertirse en víctima de abuso sexual antes de llegar a la mayoría de edad. Esto significa que una gran cantidad de niños soporta este tipo de vivencias en silencio. Aproximadamente el 20% de las víctimas de abuso sexual infantil son menores de 8 años y la mayoría nunca informa del abuso.

Siete pasos para evitar el abuso sexual infantil:

  1. Conozca los hechos: los padres somos los responsables de nuestros hijos y somos los que debemos estar en alerta para evitar que pueda darse una situación de abuso. Una tercera parte de las víctimas es abusada por miembros de su familia y esto significa que el riesgo principal proviene de las personas más cercanas. Los abusadores suelen tratar de establecer una relación de confianza con los padres de las víctimas. Por eso, debemos tener en cuenta que cualquiera puede serlo.
  2. Reduzca los riesgos: el abuso infantil ocurre cuando un adulto está a solas con el niño. Debemos conocer a las personas que se quedan con nuestros hijos e intentar que otras personas puedan observarlos. Internet es una gran puerta de entrada para los abusadores, debemos supervisar el uso que puedan hacer nuestros hijos de la red.
  3. Hable sobre el tema: los niños suelen mantener el abuso en secreto. Los abusadores manipulan y confunden a los niños para que crean que la culpa es de ellos o que lo que están haciendo es algo normal o un juego, pueden amenazar al niño incluso con hacerle daño a otras personas de su familia. Hablar con los niños sobre el abuso, adaptando nuestro diálogo a su edad, puede hacer que se elimine la barrera del silencio.
  4. Manténgase alerta: debemos ver detenidamente las señales físicas que presentan como irritación, inflamación o sarpullido en los genitales; infecciones en las vías urinarias; problemas como dolor abdominal o de cabeza fruto de la ansiedad. De manera más habitual surgen problemas emocionales o de comportamiento tales como retraimiento o depresión, exceso de autoexigencia, rabia y rebeldía inexplicables, etc. Un comportamiento y lenguaje abiertamente sexual y atípico para la edad también pueden ser signos de alarma.
  5. Infórmese, sepa reaccionar: responder ante la verdad expresando incredulidad, rabia y/o enfado puede hacer que el niño intente justificar la acción, que cambie la versión o que evite preguntas y diálogos que vuelvan sobre el tema.
  6. Actúe cuando tenga sospechas: las sospechas dan miedo, pero pueden ser la única oportunidad de salvar a un menor (o a varios menores, ya que los abusadores suelen tener varias víctimas). Si no nos atrevemos a denunciar podemos contactar a los servicios sociales, a los servicios de protección al menor, al centro de salud, etc.
  7. Involúcrese: podemos luchar contra el abuso, por ejemplo, apoyando leyes y organizaciones que luchan contra el abuso sexual a los menores.

Indicadores de abuso sexual:

  • Ropa interior rasgada, manchada o sanguinolenta
  • Dificultad para caminar o sentarse
  • Irritación, picor, dolor o lesión en la zona genital o anal
  • Infecciones de transmisión sexual
  • Infecciones del tracto urinario u orales
  • Embarazo
  • Precocidad

Conducta de la víctima:

  • Temor al contacto o a los acercamientos físicos.
  • Temor exagerado a un adulto.
  • Conducta agresiva, destructiva o excesivamente sumisa.
  • Depresión.
  • Intentos de autoagresión.
  • Enuresis, encopresis.
  • Problemas alimenticios: muy glotón o pérdida de apetito.
  • Bajas calificaciones escolares.
  • Inasistencias escolares frecuentes e injustificadas.
  • Inhibición para jugar.
  • Se torna pedigüeño/a.
  • Tiende a beber alcohol o consumir psicoactivos.
  • Timidez exagerada.

Medidas de prevención para el abuso sexual infantil:

  1. Enseñar a los niños que NADIE (conocidos o desconocidos) puede tocar su cuerpo ni hacer caricias que lo incomoden.
  2. Si alguno manifiesta que hay personas que lo molestan, no lo desestime y ponga atención a su comportamiento. Tome en cuenta los indicadores antes señalados.
  3. Procure no perder de vista a sus hijos en eventos masivos: paseos, fiestas, plazas comerciales o actividades fuera de su hogar.
  4. Inculcar a sus hijos no aceptar regalos a cambio de una condición o petición.
  5. Informarle a sus hijos que nadie puede tomarle fotografías sin su consentimiento.
  6. Vigile los sitios web que visitan sus hijos, así como sus amigos en las redes sociales.

Es tarea de todos estar informados y prevenir estas situaciones con educación.

Por Ps. Silvia Cardozo

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