Todos los padres queremos que nuestros hijos crezcan bien, sanos y fuertes, y que su alimentación sea no solo nutritiva sino también balanceada.
Pero en la práctica las cosas no son tan fáciles: tenemos horarios conflictivos, a los chicos no les gusta lo que preparamos, o el presupesto familiar no alcanza para darse grandes lujos en la mesa.
Las dificultades son varias. Por eso es importante tener claro cuáles son nuestras responsabilidades a la hora de alimentar a nuestros hijos, e identificar los errores más comunes que podemos cometer, a fin de evitarlos dentro de lo posible.
Recordemos que nuestra premisa básica es que los padres somos responsables por qué comer, cuándo y dónde. Nuestros hijos son responsables por cuánto comen, y si es que deciden comer.
Hoy vamos a explorar las principales áreas en las que los padres fallamos a la hora de alimentar a nuestros hijos. Estas incluyen errores en qué comer, en cuándo comer, y en dónde comer.
Errores en qué comer:
– Falta de planeamiento y desorganización: es tal vez el error más común, pues sólo podemos poner en la mesa lo que tengamos cocinado o para cocinar. La buena nutrición comienza por planear la compra y el menú de la semana, aunque sólo sea a grandes rasgos. De lo contrario terminaremos comiendo pizza y hamburguesas varias veces por semana.
– Ofrecer comida no adecuada para la edad del niño: de la misma forma que no le ofreceríamos un churrasco a un bebé de dos meses porque sabemos que no puede comerlo, debemos informarnos sobre las distintas fases de desarrollo en torno a la alimentación que influyen a los niños más grandes. Hay distintas edades para introducir distintos sabores. Ofrecer espárragos y escarola no es ideal, por más nutrientes que tengan.
– Ofrecer demasiadas comidas “para niños”: me refiero específicamente a comidas con azúcar. Si bien es cierto que los niños tienen preferencia por la comida dulzona, existen muchas alternativas naturales que no requieren agregar azúcar (zanahorias, remolacha, arvejas) y que satisfacen esa necesidad del niño.
– Ofrecer comida que no es rica o no está debidamente sazonada: a veces, cuando intentamos cambiar el menú y comenzar a comer más sano, se nos va un poco la mano y nos olvidamos que para un niño el sabor es fundamental. Por ejemplo, función del aceite y la manteca es ayudar a realzar el sabor natural de las verduras, y le proporcionan una calidad resbaladiza a las comidas que ayuda a la hora de masticar y tragar. ¡No caigamos en la trampa de ofrecer comida nutricionalmente superior pero amarga, desabrida o aburrida!
– Prohibir alimentos: en especial debemos hacer un esfuerzo por mantener los postres, los dulces y las papitas chips. Sí, es preferible que los niños se expongan a esas comidas con moderación a que se las prohibamos. Hagamos el esfuerzo de dar postre al menos una vez al día, y de dejarlos que coman papitas al menos un par de veces por semana. La moderación es fundamental.
– Olvidarnos de dar el ejemplo: si cocinamos pasta integral con berenjenas para los chicos pero nosotros no la comemos, y si vamos a un restaurant y pedimos verdura para ellos y pizza para nosotros, tenemos que revaluar nuestra estrategia alimenticia. No podemos pedir lo que no damos.
Errores en cuándo comer:
– Ofrecer comida constantemente: si ofrecemos desayuno, almuerzo y cena, más dos meriendas al día, es prácticamente imposible que nuestros hijos estén mal nutridos y se mueran de hambre. Tenemos que perderle el miedo a decir que “no” fuera de estos horarios: si nuestro hijo no comió durante el almuerzo y media hora más tarde implora que tiene hambre, no tenemos por qué ceder frente a su petición. Falta muy poquito para la hora de la merienda, y ya comerá con más ganas. Más que ofrecerles comida a destiempo, es preferible que nos concentremos en comprender los motivos por los cuales nuestros hijos están pidiendo comida (¿aburrimiento?) o creen que necesitan comer nuevamente (¿ansiedad?). Si a pesar de mantener los 5 horarios nuestros hijos continúan pidiendo comida en otras oportunidades, sugiero evaluar la situación con ayuda profesional.
Errores en dónde comer:
– Ofrecer comida en lugares y situaciones en las que la comida no pertenece: el auto, el sofá de la sala y el escritorio de los deberes no tienen por qué tener manchas de mayonesa. Como padres, tenemos que tomar una decisión consciente sobre dónde vamos a permitir que nuestros hijos coman, y por qué. Y como siempre, dar el ejemplo es fundamental: si no queremos que nuestros hijos coman papitas frente al televisor, tenemos que dejar de hacerlo…
Finalmente, me gustaría recordarles que aparte de qué comer, cuándo comer y dónde comer, la Psicología de la Nutrición también reconoce que hay toda una gama de fallas en torno a la alimentación que ocurren dentro el campo emocional. Por su importancia las dejamos para explorarlas más adelante con el grado de atención y detalle que se merecen.