Hoy prendí una computadora que no es la que uso habitualmente y al entrar a internet la página que aparecía era la de msn. No sé si la visitaron alguna vez, pero siempre tiene noticias de famosos y celebrities, sobre todo del mundo del espectáculo. Y una de las notas destacadas hacía referencia a las pensiones millonarias que deben pagar algunas personalidades a los hijos de sus
ex-mujeres. Es decir, a sus propios hijos, en el caso de estar separados.
Más allá de lo anecdótico de que la modelo Linda Evangelista pide una pensión de 32.000 euros al mes al marido de Salma Hayek, Francois Henri Pinault, con quien tuvo un hijo en 2009, leer esa nota me trajo a la mente una pregunta que muchas veces me he hecho. Y está relacionada con qué debemos proporcionar a nuestros hijos cuando son pequeños, pero sobre todo, con qué debemos proporcionarles o dejarles cuando ya sean adultos.
La mayoría de los padres trabaja cuando sus hijos son pequeños para poder darles lo que a su criterio necesitan y les ayudará a forjarse una vida mejor: vivienda, alimentación, abrigo, educación, cultura, entretenimiento, etc. Pero una vez que son mayores de edad, ¿qué es lo que debemos darles? Me pregunto esto porque veo que hay familias donde los padres trabajan a veces más de lo que quisieran para comprarles auto, casa, para dejarles una empresa montada que ellos puedan continuar, incluso algunos trabajan para dejarles una herencia que les asegure que no tengan que hacer nada el resto de sus vidas. Y yo me pregunto si eso es saludable para esos hijos.
Me pregunto que hace pensar a un padre, que a pesar de las dificultades salió adelante y pudo encontrar un camino, creer que a su hijo debe darle todo servido en bandeja, toda la vida resuelta (desde el punto de vista económico) y no creer que a pesar de los sinsabores del camino, para su hijo será más saludable tener que luchar para encontrar el suyo.
Es un cuestionamiento que me hago en muchas ocasiones, pensando también en mis propios hijos y hasta dónde colaborar con ellos.
La realidad es que querramos o no, nuestros hijos se van a encontrar con dificultades siempre y que la tensión que generan las adversidades a veces ayuda a encontrar el sentido de la vida y tener una existencia más plena.