¿Escucharon hablar del síndrome de falta de naturaleza? Yo no lo había hecho hasta hace poco, y creanme, me preocupé cuando percibí el daño que puede hacer a nuestros hijos estar rodeados de tecnología y perder todo vínculo con la naturaleza.
¿Qué es el Síndrome de Déficit de naturaleza?
El síndrome o desorden de déficit de naturaleza es el término que el escritor Richard Louv recientemente le dió al resultado que se produce en los niños de las sociedades urbanas y modernas que viven entre 4 paredes y crecen lejos del contacto con la tierra. Este fenómeno ha sido luego expuesto por muchos escritores, educadores y psicólogos y representa una gran amenaza para los niños y jóvenes de la actualidad. Al crecer en ambientes que carecen de las oportunidades dadas por el aire libre y la naturaleza los niños pierden importantes espacios de desarrollo cognitivo y de comportamiento. En definitiva, su cerebro tiene un desarollo menos rico y completo. Por ejemplo, la exploración alimenta la creatividad y la capacidad para resolver problemas. Muchas de las destrezas de convivencia se desarrollan en el juego al aire libre, no solo con otros niños sino también con los diferentes habitantes del bosque o el jardín. Otros estudios señalan que la falta de contacto con la naturaleza aumenta la tendencia a sufrir desórdenes alimentarios (obesidad) y anímicos (estrés, depresión). Estudios realizados en Estados Unidos, Suecia, Australia y Canadá han demostrado que los chicos que juegan habitualmente en espacios naturales son más creativos y solidarios que quienes crecen en ambientes urbanos, donde viven demasiado controlados y protegidos por los mayores. Además, tienen menos ansiedad, se concentran mejor y saben encontrar soluciones más imaginativas a los problemas. Otras investigaciones apuntan a que los niños con Trastorno de Déficit de Atención por Hiperactividad (TDAH) mejoran sus síntomas cuando se relacionan en un entorno natural.
¿Y por casa cómo andamos?
Uruguay, a pesar de ser un país con enormes riquezas naturales, tiene hoy un porcentaje muy grande de niños que vive en pequeños apartamentos y pasan el día en escuelas o clubes de puro cemento. Según Trenchi, el contacto con la naturaleza debería considerarse una necesidad tan básica como la buena nutrición, el buen descanso o los cuidados emocionales, ya que el alejamiento de la naturaleza trae importantes consecuencias para el desarrollo. Veremos a continuación algunas de las consecuencias que Trenchi cita en su libro “Tus hijos hoy” respecto al síndrome de déficit de naturaleza.
Consecuencias del síndrome de déficit de naturaleza
1.Pérdida de riqueza sensorial El cerebro humano necesita estímulos vivos para desarrollarse: escuchar diferentes sonidos, mirar a diferentes distancias, captar olores y colores, sentir diferentes texturas y temperaturas para lograr un desarrollo pleno. El aprendizaje cognitivo es sólo una parte, pero la experiencia también es fundamental. Sin contacto con la naturaleza, se pierden una maravillosa posibilidad de exploración. Como señala Trenchi, saber usar computadoras no es todo lo que se necesita en este mundo,,,
2.Pérdida de valoración de lo que poseen Ver como funciona el mundo en su estado natural hace que los chicos valores más el confort, porque aprenden que no todo viene dado y que es una bendición poder contar con agua caliente o una cama donde refugiarse del frío.
3.Debilitamiento motor y emocional En la naturaleza los chicos juegan libremente y desarrollan naturalmente una cantidad de habilidades. Aprenden que hay cosas que pueden ser controladas y otras que no. Y también encuentran refugios naturales donde aislarse y calmarse cuando lo necesitan. En la naturaleza los chicos se conectan más con su ritmo biológico natural.
Como señala Richard Louv en su libro Last child in the woods (El último niño en los bosques). «Hasta hace treinta años los niños jugaban en el campo. Hoy, la mayoría lo sabe todo sobre medio ambiente y especies amenazadas, pero lo han aprendido a través de Internet y no mediante experiencias personales, por lo que sus conocimientos son más virtuales que reales». Por eso, lo del título: ¿Qué tal si vamos al parque? Existen zonas hermosas donde pasar el día ya sea realizando un pic-nic o una merienda diferente. Claro que los chicos que no están acostumbrados a estos espacios al principio pueden requerir atención especial de los padres. Deberemos estimularlos a “inventar” juntando ramitas, buscando distintas especies de hojas de árboles y más. ¿Se animan a contarnos sus experiencias?