En Uruguay las parejas cada vez optan menos por el matrimonio y más por el concubinato. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la cantidad de contratos matrimoniales descendió alrededor del 25% entre 1997 y 2007 en Uruguay y más de la mitad de las parejas que se casan por año se divorcian tiempo después.

En Uruguay, hace más de 20 años la relación entre casamientos y divorcios era de 12 matrimonios por cada divorcio. La cifra fue creciendo a tal punto que se han igualado. En 2004, por ejemplo, hubo más divorcios que matrimonios en el país: 14.300 divorcios frente a 14.225 casamientos.  Y cada vez más, los novios, prefieren "probar" y vivir en pareja antes de casarse. Alrededor del 26% eligen la unión sin papeles.

 Además, según un informe del Observatorio de la Familia de la Universidad de Montevideo, cerca del 40% de los menores de 18 años viven sólo con uno o ninguno de sus padres. Según el INE hace 25 años, 7 de cada 10 niños uruguayos eran hijos de padres casados. Actualmente, el porcentaje disminuyó sustancialmente. "Una de las consecuencias de las rupturas familiares ha sido la disminución en el porcentaje de niños que viven con ambos padres biológicos", afirma el informe. La investigación estuvo  a cargo de Marianne Bernatzky, Mercedes María Cejas, Giorgina Silvotti, bajo la coordinación de Alejandro Cid. Los datos utilizados en el informe del Observatorio de la Familia son del Instituto Nacional de Estadística, Encuesta Continua de Hogares. Según éste, alrededor del 20% de las mujeres eligen vivir solas con sus hijos después de divorciarse, es decir, no vuelven a contraer matrimonio. 

Otra característica de las familias uruguayas es que en los hogares, el papel de las mujeres ha crecido notoriamente. El porcentaje de jefas de hogar aumentó  un 12% a lo largo del período 1990-2008. Los números también muestran que la mujer uruguaya se caracteriza por tener menos de dos hijos en promedio, y esta cifra está por debajo de la tasa de recambio poblacional. 

En cuanto a la situación laboral de las mujeres, en el período 1990-2008 se constata que, salvo las mujeres adolescentes, "en todos los otros rangos de edades las mujeres han incrementado considerablemente la cantidad de horas trabajadas por semana –el aumento mayor en la cantidad de horas trabajadas se da en el rango de edad de 50 a 60 años, y el incremento menor en las horas trabajadas es para las mujeres entre 20 y 30 años". Este último rango de edad es el que experimentó la peor caída en las horas trabajadas durante la crisis del período 1998-2002. Esto conlleva también a más horas de los chicos en centros educativos o a cargo de cuidadores ajenos al núcleo familiar.

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