Es una afección frecuente en niños y en adultos. Se da con la aparición de escamas de piel blanca o amarillenta sobre el cuero cabelludo y otras partes del cuerpo de piel grasa.

Algunas partes del cuerpo donde se puede dar: cejas, pestañas, orejas, pliegue de nariz, parte posterior del cuello, axilas, ingle y ombligo. En algunos casos se asocia a enrojecimiento de las partes afectadas, aparición de costras y picazón, que a veces puede ser muy intensa. En casos excepcionales, puede conllevar la caída del pelo si no se trata. Todos los que se hayan caído a consecuencia de la caspa crecerán con normalidad en cuanto se trate la afección. No es contagiosa ni un indicador de falta de higiene. Se puede controlar con el uso diario de un shampoo suave. En casos más graves, el médico puede recomendar un shampoo especial de uso médico. Es una afección crónica, no se puede curar, pero casi siempre se puede mantener bajo control.

Algunos investigadores señalan que puede ser ocasionada por una producción excesiva de la grasa propia de la piel (o sebo) por parte de las glándulas sebáceas y los folículos pilosos. Otro factor que contribuye al desarrollo puede ser un tipo de levadura u hongo, denominado malassezia, que puede crecer en el sebo junto con las bacterias. Las escamas asociadas a la caspa pueden estar provocadas por afecciones distintas de la seborrea como: piel seca, otras afecciones cutáneas, lavarse el pelo con shampoo con demasiada frecuencia o, por el contrario, muy poco, utilizar productos para el cabello o tinte que dejan residuos secos o escamosos o presentar una reacción negativa a este tipo de productos. Suele darse por familias y el riesgo de padecerla se ve incrementado por ciertos factores biológicos como el género masculino, presentar sobrepeso, tener la piel grasa o padecer una afección neurológica denominada enfermedad de Parkinson o una infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) que ataca al sistema imunitario del cuerpo.

Además de las escamas de piel muerta, se puede sentir comezón en el cuero cabelludo. Otros síntomas: piel seca y escamosa que empeora con el frío, piel seca en la cara, frente, orejas o cejas, piel escamosa en el pecho u otras partes del cuerpo que presentan pelo, áreas de piel grasas o aceitosas en el cuero cabelludo u otras partes del cuerpo, leve enrojecimiento de la zona afectada, pérdida temporal de pelo. Si la caspa no mejora tras usar un shampoo anti-caspa durante unas pocas semanas, si la piel se enrojece o se hincha, se extiende a otras partes del cuerpo o le provoca pérdida del pelo, se debe consultar con el pediatra.

Fuente: Kidshealth.org

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