En este artículo se presenta una nueva alternativa para desarrollarnos como padres: el coaching.
En nuestro rol de padres nos enfrentamos a diversas situaciones de manera permanente con respecto a nuestros hijos, su educación, desarrollo, salud, además de los habituales acontecimientos laborales, de pareja y personales. Mientras crecen y aprenden, nosotros también lo hacemos: crecemos y aprendemos como padres, como personas.
Y en ese aprendizaje permanente muchas veces nos encontramos sin respuestas, con contradicciones entre nuestras creencias y acciones, entre nuestros deseos y la realidad en la que estamos sumergidos. Es aquí cuando podemos recurrir al Coaching como una alternativa: cuando nos enfrentamos a una situación ante la que nos consideramos incapaces de resolver, que no encontramos respuestas y que de acuerdo a nuestra opinión es un problema. Así mediante un proceso de transformación y de aprendizaje, el Coaching nos permite pensar diferente, mejorar nuestra manera de comunicarnos y profundizar en nosotros mismos. Descubrir habilidades y estrategias que nos benefician en nuestro modo de actuar y al entorno familiar, así como desarrollar nuestra confianza como padres.
El Coaching es una disciplina que ha ido adquiriendo fuerza en los últimos años debido a la efectividad en sus resultados así como a su versátil aplicación. Al centrarse no en el problema sino en la búsqueda de soluciones, el Coaching se convierte en un proceso dinámico y eficaz. Es decir, que se ubica en el presente con el objetivo puesto en el futuro.
Lenguaje y comunicación efectiva
El Coaching se sustenta principalmente en el lenguaje, desde la concepción del lenguaje generativo, del lenguaje como acción, por medio del cual nos es posible componer nuestra realidad, abrir o cerrar posibilidades, construir futuros diferentes así como generar identidades: las nuestras y la de nuestros hijos.
Es así que el modo en que nos expresamos y comunicamos, adquiere un papel central, no pudiendo dejar a un lado que la manera en la que hablamos y escuchamos es el primer modelo que conocen nuestros hijos y del cual van aprendiendo desde el momento en que llegan al mundo.
Por lo tanto, desde el Coaching, el desarrollar una escucha conciente, efectiva, así como conocer los actos lingüísticos básicos que utilizamos diariamente (afirmaciones, juicios) y sus implicancias en la educación de los hijos, su desarrollo como individuos, generación de autoestima y construcción de su propia realidad, pasan a ser relevantes en nuestro rol de padres.
De igual manera, el enseñar desde niños a realizar explicaciones generativas en la que asuman su parte de la responsabilidad adquiriendo así la posibilidad de actuar, de intervenir, en lugar de dar una explicación tranquilizadora en la que se asume el papel de víctima cerrando posibilidades de acción siendo irresponsable de la situación. Enseñarles a argumentar sus opiniones.
Por lo tanto, el conocer el poder y las posibilidades del lenguaje resulta desde nuestra mirada como Coach de suma importancia en este vínculo tan particular como el de padres e hijos.
La confianza
La confianza resulta otro de los pilares desde la observación del Coaching. Es posible crear vínculos y espacios basados en la confianza: confianza hacia la pareja, hacia nuestros hijos como hacia nosotros mismos. La confianza disminuye la incertidumbre posibilitando así avanzar, vincularse, animarse a actuar, animarse a ser.
El movernos desde la confianza y no desde el temor nos permite aprender como padres, darnos el permiso a equivocarnos y seguir avanzando, nos permite transformarnos y crear nuevas situaciones. De la misma manera un niño que aprende a moverse en el mundo desde un contexto familiar basado en la confianza, reafirma su autoestima, sus vínculos, se reconoce como un ser querido.
Para esto resulta importante partir por confiar en nosotros mismos, en nuestro rol como padres y aceptar y reconocer a nuestros hijos tal como son, confiar en ellos, como piedra fundamental para la construcción de su propia confianza.
El Coaching permite:
• Mejorar los vínculos y la capacidad de comunicación con nuestros hijos.
• Explorar alternativas para la resolución de problemas y conflictos familiares.
• Aprender a crear espacios de confianza que posibilitan el aprendizaje, tanto de padres como de hijos y que promueven el respeto y la autoestima.
• Identificar y disolver obstáculos que no permiten avanzar o dificultan el desempeño como padres, pareja, como individuos.
• Alinear valores, creencias y necesidades personales con los familiares y la acción diaria.
• Lograr el bienestar y la coherencia personal que permita generar vínculos sanos.
• Identificar lo que deseamos mantener y lo que deseamos modificar y, en base a ello, explorar alternativas, establecer metas y diagramar cursos de acción capaces de generar aprendizajes que permitan llegar a los resultados deseados.
• Reconocer nuestras habilidades ya existentes y desarrollar las necesarias para sentirnos confiados en nuestro rol de padres.
• Tomar conciencia de que aún en las circunstancias más difíciles puedo elegir qué tipo de padre quiero ser.
¿En qué consiste el Coaching personal y/o familiar?
Es, esencialmente, un proceso basado en conversaciones ya que el Coaching Ontológico se apoya en el poder transformador y generador del lenguaje. El Coach no da respuestas, sino que genera preguntas. Propicia que emerjan problemas ocultos y ocultados, así como la reconsideración de decisiones o posiciones tomadas; posibilita el cuestionarse.
Se parte de un deseo o una insatisfacción del Coachee (cliente), interviniendo el Coach en el dominio corporal, emocional y del lenguaje para cambiar el observador que hoy se es y orientar hacia un nuevo modo de actuar. Al ser observadores diferentes de nuestra realidad, logramos descubrir nuevas oportunidades de acción, definiendo así nuestros logros, calidad de vida y tipo de persona que elegimos ser.
Se trabaja en sesiones individuales o grupales, en base a objetivos y metas planteadas por el Coachee, quien establece la dinámica de este proceso, así como los caminos que le permitirán diseñar su vida. Es un proceso bien definido con principio y con fin, estableciendo metas claras y diseñando acciones para alcanzar los resultados deseados.