La compra

Es recomendable comprar de una fuente segura, de confianza, que proteja la calidad de los alimentos, que respete la cadena de frío de los alimentos que así lo requieren.

A la hora de comprar dedicá algún tiempo a leer las etiquetas, aunque sea una por vez y así familiarizarte con los ingredientes y agregados a los alimentos, fechas de vencimiento y de envasado. Sé exigente, pero para ello es necesario estar informado.

Optá siempre por lo natural ante lo coloreado o muy artificial (tené en cuenta que existen colorantes y aditivos permitidos por la Ordenanza Bromatológica, organismo encargado de revisar ese aspecto en Uruguay).

Si un alimento requiere refrigeración, que debés obtener de una heladera, asegurate que no sea apagada en la noche. Especialmente lácteos y derivados, carnes.

Manipulación

Higiene: cuando se trata de bebés o niños pequeños las medidas de higiene a adoptar nunca son exageradas, ya que el alimento, además de nutrirlo, puede ser vehículo de elementos perjudiciales, que podemos evitar con una higiene adecuada.

Frutas y verduras: necesitan ser lavadas de a una, si se trata de hojas, debajo del chorro de agua, cepillarlas si se utiliza la cáscara, sumergirlas en hipoclorito con agua (1 CUCHARITA POR LITRO DE AGUA). Por el contrario, LOS HUEVOS no deben ser lavados, ya que al hacerlo le quitamos su protección natural contra los microorganismos, sin embargo, evitá quebrarlos en el recipiente que se va a usar ya que de esa manera podemos contaminar la preparación. Otra medida de higiene posible es lavar los envases de plástico que van a la heladera como bolsas de leche, quesos, yogures.

Asimismo, cuidar la higiene de quien manipula los alimentos y del lugar de preparación también es importante. Lavate las manos cuantas veces sea necesario, evitá tener contacto con dinero o utensilios de limpieza mientras cocinás y recordá utilizar solamente AGUA POTABLE para preparar comidas para los más chiquitos. 

Utensilios: hay un equipo básico para los primeros años de cocina para bebés como: exprimidor, rallador o procesadora o licuadora. Pelador de verduras: cuidar siempre el estado del metal, ya que el contacto de los alimentos con metales oxidados puede ser nocivo. Estos electrodomésticos y ayudas permitirán una menor manipulación y menor tiempo de preparación, con doble ventaja: mejor conservación de nutrientes y más tiempo para disfrutar a tu bebé y tu familia. 

Lo ideal es consumir lo preparado en el momento, ya que la luz, el aire, el calor excesivo, entre otros factores, interfieren en la calidad final del alimento. Si no fuese posible, utilizá buenas medidas de conservación: en la heladera en un recipiente adecuado que lo aleje de esos factores o en el freezer si lo tuvieras, de él nos ocuparemos más adelante. No guardes alimentos crudos y cocidos en el mismo envase. 

Cocción: todas las vías de cocción son recomendables, excepto la fritura. En todos los casos: horno, micro, parrilla, plancha, tené la precaución de evitar las costras de tostación, de utilizar el mínimo de agua o de utilizar los caldos ya que en ellos se quedan parte de algunos minerales y vitaminas importantes, especialmente para frutas y verduras. Cuidá los tiempos de cocción, si los excedemos permanentemente alteramos la textura de los alimentos y aumentamos las pérdidas de esos elementos interesantes.

Y, por supuesto, y no menos importante: la comida entra por los ojos. No olvides cuidar la presentación de los alimentos, la combinación de colores, texturas y sabores determinará en gran parte el éxito del plato. 

Conservación: frío y freezer: conservar en heladera y freezer nos permite disponer de alimentos en forma casi inmediata, previamente planificá y organizá y así ahorrás tiempo. Como hablamos particularmente de los niños en sus primeros años hemos dicho que lo ideal es preparar los alimentos en el momento, pero también sabemos que eso no siempre es posible, entonces el freezer se transforma en una herramienta útil. 

Llevar los alimentos al freezer no les quita propiedades nutricionales, ya que la vía de conservación es el frío. Cuidemos en ambos casos el envase o material que vamos a utilizar, asegurando que esté bien cerrado, etiquetalo, bajo ninguna circunstancia lo vuelvas a congelar después de descongelado. Para optimizar este mecanismo y aprovechar al máximo el rendimiento de los alimentos, congelá porciones pequeñas.

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