El hierro es un nutriente esencial para el crecimiento y desarrollo del niño. Si la dieta carece de hierro, el niño puede desarrollar deficiencia de hierro. ¿Cómo prevenirlo?

El hierro ayuda a transportar el oxígeno desde los pulmones hasta el resto del cuerpo y ayuda a los músculos en el uso de oxígeno.

La deficiencia de hierro puede conducir a anemia y en consecuencia afectar el desarrollo. Si no se trata, puede causar retrasos físicos y mentales en áreas tales como caminar y hablar.
Los bebés nacen con hierro almacenado en el cuerpo y la principal forma de favorecer que las reservas de hierro sean completas es realizar una ligadura de cordón umbilical diferida al menos 1 min. luego del nacimiento (o hasta que el cordón se vuelva flácido y blanquecino), permitiendo que la placenta entregue al bebé el máximo de sangre y de hierro posible.

Asimismo, más allá de los 6 meses de vida necesitan una cantidad constante de hierro adicional para impulsar su crecimiento y desarrollo. Las Sociedades de Pediatría, dependiendo de factores de la población y características alimentarias, suelen recomendar determinadas cantidades de hierro suplementario hasta el año de vida.
Posteriormente se recomienda la ingesta de alimentos ricos en hierro sin necesidad de hierro suplementario, excepto que se demuestre su carencia.
En Uruguay, diferentes estudios mostraron que una parte importante de la población carece de hierro suficiente. Los bebés y niños con mayor riesgo de deficiencia de hierro son los prematuros o los que tienen un bajo peso al nacer y la ligadura del cordón umbilical se produce precozmente dentro de los primeros segundos después del nacimiento, los que toman leche de vaca antes de cumplir el 1er. año, los que toman leche materna y no reciben alimentos complementarios que contengan hierro después de los 6 meses, los que toman fórmula no fortificada con hierro, los niños de 1 a 5 que beben más de 750 ml. de leche de vaca, leche de cabra o leche de soja al día, los que tienen ciertas condiciones de salud (infecciones crónicas, dietas restringidas).

La deficiencia puede dañar la habilidad del niño para funcionar, pero la mayoría de los signos y síntomas no aparecen hasta que se produce la anemia (fatiga o debilidad, piel pálida, falta de apetito, dificultad para respirar, irritabilidad, inflamación de la lengua, dificultad para mantener la temperatura corporal, aumento de la probabilidad de infecciones, latidos cardíacos irregulares, problemas de conducta, antojos inusuales de sustancias no nutritivas). La deficiencia de hierro y la anemia ferropénica suelen ser diagnosticadas por pruebas de sangre.

¿Cómo prevenir la deficiencia de hierro?

Se recomienda solicitar al obstetra o partera que difiera la ligadura del cordón hasta que el cordón deje de latir o palidezca, dar pecho o utilizar la fórmula fortificada con hierro, la leche de vaca no es una buena fuente de hierro para bebés, no se recomienda a menores de 1.

También es importante fomentar una alimentación equilibrada: para bebés utilizar alimentos con hierro añadido (granos y cereales), para niños mayores yemas de huevo, carnes rojas, pollo, pescado, vegetales de hojas verdes. Hay que limitar los alimentos altos en calorías y bajos en vitaminas y minerales. Mejorar la absorción: la vitamina C ayuda a promover la absorción de hierro en la dieta. El jugo de cítricos no se recomienda a niños menores de 1 año, pero se puede ayudar a absorber el hierro con otros alimentos ricos en vitamina C. Considerar suplementos de hierro con el pediatra.

Fuente: Ferritina.org
Supervisado por la Dra. Fernanda Blasina

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