La llegada del bebé a casa es un momento muy esperado por todos. Durante el embarazo, lo hemos imaginado muchas veces, cada una de ellas de una manera diferente. Pero para varias mujeres, esta etapa tan deseada se vuelve un momento difícil. Luego del parto es normal que las mujeres experimenten cambios en su estado de ánimo. De 48 a 72 horas después de parir las madres pueden empezar a sentir una leve tristeza por los cambios en su ánimo. Esta crisis, llamada Baby blues, tiene una resolución espontánea; no se extiende más allá de 15 días. Pero algunas mamás sufren por más tiempo y tienen lo que es conocido como  depresión postparto. ¿De qué se trata?  

La depresión postparto es entendida como una depresión que inicia con el nacimiento del bebé y en mujeres sin antecedentes psiquiátricos. Las madres que la sufren sienten intensos sentimientos de culpa hacia el hijo y disfrutar su compañía se vuelve difícil. Se sienten avergonzadas y desesperanzadas en su función como madres.

Si bien no hay causas que produzcan la depresión pueden existir factores que influyan. Un embarazo no planeado o sufrir algún evento estresante durante el embarazo, como la pérdida de un ser querido, un parto difícil, pérdida del trabajo o una enfermedad –propia o ajena-, pueden que sean desencadenantes de esta situación.

Muchas mujeres que padecen depresión evitan confesar sus sentimientos ya que el nacimiento de un bebé significa alegría pero, al no poder disfrutarlo como los demás familiares, se sienten culpables de lo que sienten y prefieren callar. Esto es un problema ya que impide un diagnóstico a tiempo.

Primer estudio en Uruguay sobre el tema

 El primer estudio realizado sobre esta enfermedad en Uruguay fue hecho por Gabriel Corbo, Denis Defey y Nora d’Oliveira. El equipo notó la necesidad de analizar el estado emocional materno ya que -junto con el paterno- afecta a las relaciones intrafamiliares.

 Cuando una mujer se siente bien tiene mejor disponibilidad para el cuidado y crianza de su hijo. El cambio de vida que viene de la mano con la venida del bebé a casa hace que los autores sientan la necesidad de estudiar qué sucede con las mujeres que viven ese momento con depresión.

 El estudio aporta soluciones o sugerencias que podrían ser efectivos para la mejora en la atención de las mamás y la familia. Consideran que pensar en la salud de los niños y niñas sin tener en cuenta la salud de su madre, que es la responsable de su cuidado y bienestar.

Resultados del estudio

 Este estudio se realizó en base al análisis de 22.000 partos que tuvieron lugar en el año 2007. El análisis demostró que el 16,5% de las madres montevideanas con hijos menores de un año tienen síntomas de depresión.

 Otros aportes del análisis fueron que la causa de la depresión en una de cada cuatro mujeres es porque el sexo del bebé no se corresponde al deseado. La mayoría de las mamás con depresión tienen un nivel educativo menor a las que no la sufren, el 58% de las madres deprimidas no ha terminado ciclo básico. La diferencia con las mujeres no deprimidas es significativa: las mujeres que sufren depresión y solo tienen nivel primario alcanzan el 28%, mientras que las mujeres que tienen educación universitaria no llegan al 5%.

 A si mismo, las madres que sufren depresión tienden a ser mujeres desempleadas. La mayoría de las que no padece el trastorno, trabaja. Menos de cuatro de cada diez mujeres deprimidas trabajan, mientras que en las no deprimidas lo hacen  6 de cada diez. Las mujeres no deprimidas trabajan más horas que las que tienen depresión.

 Esta situación se da con más regularidad en mamás primerizas. Y si bien no hay diferencias significativas con respecto a la edad en la que aparece la depresión, aparece un poco más en el tramo de los 31 a 39 años.  

 La relación con la pareja también influye. Según los resultados se puede observar que las mujeres depresivas sienten más reclamos de sus parejas en lo que respecta con el afecto y la sexualidad. Además, perciben que su pareja también está deprimida y admiten que han tenido problemas recientes con él.

Problemas y posibles soluciones

 Estimular al bebé, disfrutar de los avances del niño, las demostraciones de cariño, el desarrollo y la crianza del hijo no son momentos que la madre disfruta en estos casos. La capacidad de respuesta ante las necesidades del niño disminuyen y las consecuencias en el recién nacido pueden ser variadas.

 La dificultad que existe para la prevención o asistencia de la misma; es que suele comprenderse como un fenómeno individual y no como una situación familiar. El bienestar de la mujer dependerá de la disponibilidad que tiene para la crianza del hijo.

Un apoyo terapéutico que ayude a elevar la autoestima de la mujer y estimule la relación madre-hijo es recomendable. Además, ayudará a que los efectos negativos que pueden surgir en el bebé sean analizados a tiempo. Es fundamental que se desarrollen programas de prevención y difusión sobre este tema, para detectar la depresión a tiempo, para que la madre se sienta apoyada y pueda vivir la relación única que tiene con su bebé.

Fuente: 

Estudio realizado por Gabriel Corbo, Denise Defey y Nora d´Oliveira. "De-presiones maternas". Montevideo, Uruguay. En:

http://www.meses.com.uy/Compartido/Archivos/orglibrillodepresionesmaternas.pdf    

Dr. Avilio Méndez Flores, en: http://blog.ciencias-medicas.com/archives/146

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