La ecografía es una técnica que, gracias al aporte de la tecnología de ultrasonido, permite detectar estructuras que están ocultas a simple vista.
La ecografía es una técnica que, gracias al aporte de la tecnología de ultrasonido, permite detectar estructuras que están ocultas a simple vista. En obstetricia, una de las aplicaciones fundamentales es en la evaluación del feto, la placenta y el líquido amniótico. Fuera del embarazo, en ginecología, se utiliza para valorar el útero, los ovarios, las trompas de Falopio y detectar, por ejemplo, patologías como son los tumores (miomas, quistes, pólipos, etc.).
Ecografías de rutina
La primera ecografía de un embarazo normal, suele realizarse entre la semana 6 y la 10. Es la que tiene menor margen de error para corroborar la edad gestacional (el tiempo de embarazo) y en la cual se confirma el embarazo, el número de embriones que espera la pareja y si estos están con vida y dentro del útero.
La segunda ecografía se denomina: “estructural precoz” o ecografía de “Translucencia Nucal” y debe realizarse entre las semanas 11 y 14 de gestación. En esta oportunidad el Médico Ecografista medirá el espesor de la nuca, valorará la presencia del hueso nasal y la anatomía fetal: presencia de cráneo y encéfalo, piernas, brazos, estómago, vejiga, etc. También buscará detectar riesgo para problemas cromosómicos, es decir, riesgo de presentar enfermedades genéticas como por ejemplo la trisomía 21 o Síndrome de Down, la trisomía 13 y la trisomía 18, entre otras. Midiendo la Translucencia Nucal se puede identificar qué riesgo presenta el feto de tener alguno de estos problemas. Si el riesgo es alto, se debe asesorar a la pareja, para que si está de acuerdo, consulte a un médico genetista para confirmar el diagnóstico mediante otro estudio, esta vez invasivo y no exento de riesgos: la punción (Biopsia Vellositaria o Amniocentesis).
La tercera ecografía es denominada Estructural y se realiza entre la semana 20 y 24 del embarazo. No solo se sigue observando el correcto desarrollo del feto sino que, además, se estudia su anatomía para descartar malformaciones, especialmente del corazón (que son las más frecuentes). También se valoran los miembros, el estómago, los riñones, la vejiga, columna, sistema nervioso, etc.
La última ecografía debe realizarse entre la semana 28 y 34. Aquí se valora fundamentalmente el crecimiento del feto (perímetro craneano y abdominal), inserción de la placenta y la cantidad de líquido amniótico. Esta última valoración es importante ya que la placenta puede estar inserta cerca del cuello del útero, dando lugar a la patología denominada placenta previa.
Ecografías Especiales
Existen dos ecografías especiales que no se realizan a todas las embarazadas. Una es la medida del cuello del útero que se realiza por una ecografía transabdominal o transvaginal. El doctor que controla el embarazo debe conocer el estado del cuello de útero ya que si se encuentra corto hay mayor probabilidad de que el parto se produzca antes de tiempo.
La otra ecografía es el doppler feto placentario y se realiza cuando la embarazada tiene algún problema de salud como presión alta, diabetes o cuando se detecta que el bebé no está creciendo bien. Mediante este estudio se observa cómo llega la sangre de la madre al feto, dato que permite saber cómo se encuentra la salud de ambos y si existe la posibilidad o es necesario adelantar el parto.
¿Cómo sé que el estudio es confiable?
El Prof. Agdo. Dr. Marcelo De Agostini, Jefe de la Unidad de Ecografía de la Clínica Ginecotocológica B del Hospital de Clínicas de Montevideo, Uruguay, aseguró que hay tres aspectos a considerar para asegurar la confiabilidad del estudio. En primer lugar está el tiempo destinado a la realización del estudio: “Hemos visto y hemos escuchado que se hacen estudios ecográficos en 5 minutos. Lo que se va a poder diagnosticar en ese estudio no va a ser lo mismo que si uno se toma el tiempo necesario”, aseguró y afirmó que “una ecografía estructural, la mayoría de las veces no puede realizarse en menos de 20 minutos ya que el feto no siempre se encuentra en la mejor posición para examinarlo. Hay que buscarlo, hay que esperar que se dé vuelta, hay que moverlo, muchas veces hay que pedirle a la embarazada que se ponga sobre un lado, esperar los movimientos”.
En segundo lugar, se necesitan equipos de última generación. Los equipos han ido avanzando en la definición y calidad de la imagen -hoy se puede identificar al bebé bostezando- por ejemplo. Con los últimos equipos, es muy difícil equivocarse al diagnosticar el sexo del feto. Los equipos de última generación permiten ver detalles que hace algunos años no era posible y por eso hay que aprovechar el avance tecnológico y asegurarse de que el estudio se realiza en un Centro que cuenta con equipos de alta gama.
Por último, la realización de la ecografía debe estar a cargo de personal capacitado y entrenado. Los Ecografistas interpretan imágenes de estructuras que muchas veces no están viendo completamente, hacen una composición de la imagen para interpretar el órgano del que se trata, indica De Agostini, que también reconoce que todos los especialistas se han equivocado por lo menos una vez, ya que la técnica no es infalible y sigue dependiendo del técnico que la realiza.
Igualmente, el 90% de las malformaciones son detectadas por Ecografistas y Técnicos especializados, número que desciende a 75% cuando se realiza por quienes no están especializados en medicina fetal. Por eso, es fundamental que quien esté haciendo el estudio sea una persona preparada para buscar lo que en ese momento es más probable detectar. “Por ejemplo: a las 20 semanas no hay que medir sólo el abdomen, el fémur y la cabeza. Hay que hacer un estudio anatómico. A las 12 semanas no sólo hay que medir el feto y ver si está vivo. Hay que valorar las malformaciones más groseras porque ya ahí podemos ver los cuatro miembros, la pared abdominal cerrada, las estructuras del cráneo y hay que determinar el riesgo de enfermedades cromosómicas”.
¿Cuál es el momento adecuado para conocer el sexo del bebé con certeza?
De Agostini recomienda a los técnicos no apurarse en decir el sexo ya que “cuando sacamos la noticia, aunque digamos “me parece”, el padre y la madre interpretan como que ya es seguro”. Entre la semana 11 y 14 el Ecografista ginecólogo ve el tubérculo genital y puede llegar a detectar el sexo con cierta seguridad (75 %). A partir de la semana 16 o 17 la seguridad aumenta, y es más probable no equivocarse cuando la ecografía se realiza entre las semanas 20 y 24, o sea durante la Ecografía Estructural.
Números y fechas
La edad gestacional suele calcularse en la primera ecografía ya que muchas veces la mujer no tiene certeza acerca de la fecha de su última menstruación. Para ello se mide el feto y el resultado de la medición se compara con tablas de grandes poblaciones lo que permite pronosticar qué edad de embarazo está cursando la mujer.
Las medidas son las siguientes:
•La longitud cráneo caudal (LCC)
•El diámetro biparietal
•El perímetro del cráneo
•El perímetro del abdomen
•La longitud de los huesos: del fémur y del húmero.
Para obtener un correcto resultado es fundamental utilizar tablas de crecimiento de la población a la cual se pertenece y no de otras poblaciones.
A tener en cuenta
•Para realizar la primera ecografía se recomienda que la madre beba medio litro de agua una hora antes del estudio ya que con la vejiga llena es más fácil visualizar el útero. Si el estudio es transvaginal, no requiere tomar líquido.
•La madre debería llevar las ecografías anteriores para comparar los resultados de unas y otras.
•Es recomendable que vaya acompañada a realizarse cada ecografía, pero con una sola persona.
•Muchas veces las malformaciones detectadas pueden ser tratadas incluso dentro del útero, obteniendo un resultado exitoso.
Ecografías 3-4D y HD
En los últimos tiempos se han popularizado estas ecografías. Su principal ventaja es desde el punto de vista psico-afectivo, ya que para la mayoría de los padres resulta una experiencia inolvidable este primer contacto con su hijo. Observar sus gestos y su actividad intrauterina suele despertar emoción y sorpresa. Desde el punto de vista diagnóstico, por lo general no aportan más datos respecto a lo que se puede diagnosticar con la ecografía bidimensional. Sin embargo, puede resultar útil para el estudio de algunas malformaciones, especialmente del sistema nervioso central, columna, cara, del paladar y genitales, entre otros. Para quienes tienen la posibilidad de realizarse esta ecografía, realizada en la semana 28, puede resultar un buen complemento durante el prolongado hueco que transcurre entre la ecografía de la semana 20 y la de la semana 28-34.
IMPORTANTE:
A pesar de la emoción que conlleva, una ecografía es un estudio médico importante que puede detectar anomalías en el feto. No conviene tomarlo a la ligera ni convertirlo en una “fiesta” invitando a amigos y familiares a compartir el momento ya que esto también puede desconcentrar al profesional a cargo del estudio.