Es sabido que el índice de divorcios es muy alto y muchos de ellos se dan cuando los hijos aún son muy pequeños, lo cual genera mucha preocupación en los padres y se refleja en los niños.
Considero que uno de los aspectos fundamentales a la hora de la separación es que la pareja este decidida y segura de la decisión que va a tomar, que la situación este resuelta.
Muchas veces se da que los niños son víctimas de muchos intentos de separación de los padres que a veces se prolongan durante años desconcertando a los niños confundiéndolos y perdiendo credibilidad. Los niños a veces se convierten en rehenes y “sostenedores” de la relación que ya no funciona.
Es importante tener claro porque se da esa separación, que haya una elaboración adulta y una separación pacífica, pudiendo cada miembro de la pareja hacerse cargo de su cuota de responsabilidad en esta decisión. Recordando que el vínculo se va a prolongar de manera distinta a través del niño y que es importante la imagen que a este se le muestre.
Muchas veces se considera que para el niño es traumática la separación de sus padres, lo cual no es así. Los niños pueden ser felices y sobrellevar bien esta situación si ven que sus padres son coherentes con esta decisión y los ven bien emocionalmente y si se les dice la verdad. Estoy convencida que los niños tienen el derecho a que les digan la verdad y les expliquen, ya que este es un modelo de relación que está teniendo el niño en cuanto a las relaciones amorosas. O sea que la estabilidad emocional del niño depende directamente de la estabilidad emocional de los padres.
Claro está que la edad del niño va a influir en la situación, no es lo mismo una separación cuando hay un bebé que cuando hay un niño de 5 años o de 10 años; son etapas diferentes, pero lo que si va a influir siempre es la visión que se le dé al pequeño y el ambiente que se genere a su alrededor.
Si no somos honestos con nosotros mismos no vamos a poder ser honestos con nuestros hijos.
Es fundamental que al separarse la pareja, cada uno pueda hacerse cargo de la relación con su hijo y de darle continuidad. Obviamente que al principio son muchos cambios para todos los miembros de la familia, es difícil adaptarse a esta nueva realidad.
Es oportuno considerar la posibilidad de pedir asesoramiento terapéutico para poder clarificar la situación pudiendo evaluar la separación y teniendo herramientas en el caso de sentirnos inseguros de cómo abordar a nuestros hijos y como procesar esta pérdida nosotros mismos.
A nivel social e individual muchas veces la separación se vive como un fracaso y a menudo con mucha culpa por el dolor causado a los hijos y el cambio de enfrentarnos a algo nuevo, a estar “sin pareja”. Recordemos que cada pérdida nos remonta a pérdidas anteriores y que cada uno de nosotros tenemos diferentes formas de procesar los cambios y las pérdidas.