Chupando sin descanso, los bebés aprenden a conocer el lado dulce de este mundo tan lleno de novedades.

Chupando sin descanso, los bebés aprenden a conocer el lado dulce de este mundo tan lleno de novedades.

LA BOCA

Vemos cómo los bebés chupan también para obtener sensaciones placenteras y para tranquilizarse. Incluso los niños un poco más grandecitos chupan sus muñecas o la punta de la sabanita para consolarse cuando están angustiados o con alguna inquietud. Una tercera función de la succión es el ansia de saber. El bebé quiere conocer cómo son los objetos que lo rodean, sus seres más queridos y su propio cuerpo. Es un curioso infatigable con alma de aventurero. Y es, justamente la boca, la más valiosa fuente de información con la que cuenta. Por eso, todo lo que encuentra , ya se trate de un sonajero, de los lentes o la nariz de mamá o de su propio dedo gordo del pie, intenta llevárselo a la boca para probar, chupetear y mordisquear, y de ese modo, descubrir formas, texturas, sabores y olores variados. Todos los datos que recopila el niño los va almacenando en el cerebro, creando un archivo muy interesante que más adelante se completará con lo que le cuenten los ojos y las manos. Las terminaciones nerviosas de la boca permiten al bebé descubrir, por ejemplo, la diferencia entre un aro de plástico, la tetina del chupete o un trozo de pan. Pero no solo los objetos interesan al bebé, sino también el cuerpo de sus padres y muy especialmente su propio cuerpo. Así, primero se queda fascinado con sus deditos, después se interesará por las manos enteras que incluso intentará introducir en la boca. Más tarde, vendrán los acolchados piecitos y el dedo gordo, foco de atención donde los haya. Cada parte del cuerpo se convierte en un interesante juguete didáctico. Alrededor del primer años, confiará en la vista y el tacto como buenos informantes. Sin embargo, todavía se llevará las cosas a la boca para cerciorarse de que la información es correcta.

NO HAY QUE DEJAR DE VIGILARLOS NUNCA

La apasionante experiencia de investigar con la boca implica una vigilancia continua por nuestra parte para evitar accidentes peligrosos, que se haga daño con algo cortante o se trague algún objeto o producto nocivo. No olvidemos que los chicos se sienten irresistiblemente atraídos por lo desconocido e ignoran los posibles riesgos.

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