
“Los hermanos sean unidos
porque ésa es la ley primera
tengan unión verdadera
en cualquier tiempo que sea,
porque, si entre ellos pelean,
los devoran los de ajuera.”
Extracto de Martín Fierro
Todos los uruguayos escuchamos esto alguna vez. Pero ¿es posible lograr que la relación entre hermanos sea así?
Cuando pensamos en cómo deseamos que sea la relación de nuestros hijos entre sí, probablemente se nos ocurran palabras como cariñosa, respetuosa, protectora, generosa, tolerante, solidaria y comprensiva. Pero si pensamos en la relación que nosotros mismos tuvimos con nuestros hermanos, quizás además vengan a nuestra mente otras no tan elogiosas que tienen que ver con peleas, resentimiento, celos y competitividad. Porque entre hermanos, estos sentimientos también aparecen, por más que los padres querramos impedirlo.
La realidad es que los sentimientos de amor y odio, cooperación y competencia, y protección y rechazo, son parte de la interacción normal entre hermanos. Como padre, no tenés que sentir que no estás haciendo un buen trabajo por el hecho de que no puedas dejar a tu hijo de 3 años solo con su hermanito bebé en una habitación, o si tus hijos más grandecitos pasan todo el día peleándose. Entender que la rivalidad entre hermanos es natural y aprender algunas formas de manejarla puede ayudarte a afrontar el manejo de esta relación.
¿De qué se trata?
Los niños pequeños piensan o sienten -incluso a veces de manera inconciente- que el amor de sus padres es limitado, y que si lo comparten con más personas, recibirán menos del que necesitan. Cuando los niños pelean, muchas veces es para competir por la atención de los padres. El concepto de justicia ocupa un lugar preponderante, incluso hasta cuando los hijos son adultos. Los niños están comparando siempre el trato que reciben con el que reciben sus hermanos, y esa mirada nunca es muy objetiva. Probablemente, tampoco lo sea el trato, pero los hijos son distintos entre sí y tienen diferentes necesidades, y eso tampoco lo entienden muy bien los chicos.
No todo es malo
Hay un aspecto positivo de la rivalidad entre hermanos. A través de sus roles adversarios, los niños aprenden a gestionar las relaciones humanas, a luchar por sus derechos, a competir sin actuar con hostilidad y agresividad, a resolver conflictos mediante la negociación y el compromiso, y a perder con gracia. Aprenden a ser resilientes, y entienden que podemos sentirnos terriblemente enojados con alguien y luego sentir un amor enorme al poco tiempo, sin que se pierda identidad.
Empezar con el pie derecho
Cuando un nuevo bebé llega a la casa, a los padres se les pregunta cómo está reaccionando el hermano o la hermana mayor. Usualmente, la respuesta es: “Ah, lo adora”. Pero no es tan simple. Un hermano puede ser cariñoso y protector respecto al nuevo hermanito y después decirte que quiere que devuelvas al bebé. No hay que negar ni restarle importancia a los signos que manifiesta. Cuanto mejor percibas la ambivalencia en tu hijo mayor, más fácil le será a él o ella aceptar al nuevo integrante de la familia.
Procurá sugerirle que ponga sus sentimientos en palabras. Hay libros sobre la rivalidad entre hermanos que pueden funcionar como puntapié inicial para una conversación.
Hablale de las ventajas de ser el mayor y de cuánto puede hacer antes que su hermano, como jugar ciertos juegos, quedarse a dormir en lo de sus abuelos, etc.
Preguntale antes de darle sus juguetes viejos y mantitas al bebé, porque pueden significar para él más de lo que pensás.
Tené en mente que comprender lo que significa tener un hermano lleva tiempo. No es algo de lo que los niños capten al instante. La autora ganadora del Pulitzer Anna Quindlen, del New York Times, dice que su hijo mayor se percató de lo que significaba tener un hermano cuando un día el más pequeño necesitaba a su madre más que él, y ella tuvo que decirle: “¿Sabías qué? Yo también soy la mamá de Christopher.” La cara de horror del niño fue como si hubiera descubierto un cadáver en el sótano. Shock y negación acompañaron la revelación. “¿Y papá también es el papá de Christopher?”, preguntó él, y empezó a llorar cuando se lo confirmó su madre.
La relación entre hermanos define muchas cosas
Más allá de la diferencia de edad, de personalidades, o de sexo, el hecho es que la calidad de los lazos entre hermanos influye mucho en la formación de la personalidad. Está demostrado que las relaciones entre hermanos a menudo juegan un papel importantísimo en la forma en que aprendemos a interactuar en otro tipo de relaciones más adelante en la vida: con amigos, pareja y demás.
Los padres
Los padres cumplen un rol clave en ayudar a nutrir una buena relación entre hermanos, y reducir la rivalidad y el conflicto. Fomentar actividades que implican trabajo en equipo, reunir a los niños para que se diviertan juntos, o darles herramientas para que resuelvan sus conflictos en forma constructiva y respetuosa, son buenas maneras de desarrollar una relación positiva que va a acompañarlos el resto de sus vidas.
Algunos consejos para padres
- No compares a tus hijos entre sí, porque es una forma segura de avivar la rivalidad y crear resentimiento. No digas cosas como “¿Por qué no podés portarte bien como tu hermano?”.
- Tratá de entender qué es lo que hay detrás de la pelea de tus hijos. ¿Buscan tu atención? ¿Pelean más cuando están cansados o aburridos? Quizás encuentres un patrón de comportamiento que explique su conflicto, y puedas resolver ese tema para minimizar las peleas.
- Enseñales a apreciar sus diferencias. Cuando son muy distintos entre sí, tanto en intereses como en temperamento, el conflicto ocurre naturalmente. Por ejemplo, si uno de los hijos es muy tranquilo y callado, y el otro es activo y ruidoso. Buscá que se respeten, y planeen actividades en familia que complazcan a ambos, o una vez a cada uno.
- Pensá proyectos en los que los hermanos puedan trabajar juntos como equipo. Enfrentar desafíos juntos fortalece la relación. Pintar una habitación, limpiar el garaje, preparar la cena, construir una casita en el jardín, son algunas ideas. Competir en equipos, por ejemplo, los hermanos contra los padres, también puede ser motivante y divertido.
- Fomentá la habilidad de escuchar. Es importante que aprendan a escuchar sus puntos de vista y que hagan un esfuerzo por entenderse.
- Enseñales a respetarse ante todo, eso incluye usar un tono de voz agradable cuando se hablan, incluso cuando no están de acuerdo (explicales que es normal no estar de acuerdo), y tener presente el espacio y las pertenencias de cada uno (no tocar las cosas del otro sin permiso, por ejemplo).
- Diviértanse en familia, y como padres, hagan especial énfasis en lo que implican los vínculos familiares. La familia debería ser una fuente inamovible de apoyo y amor. Si bien quizás no vean la importancia de los lazos entre hermanos cuando son muy chicos, de mayores lo apreciarán y recordarán el mensaje.
Si querés conocer más consejos sobre cómo actuar cuando nuestros hijos se pelean podés leer nuestra nota: ¿Qué hacer cuando los hermanos se pelean?
Supervisado por la Ps. Fanny Berger