El embarazo adolescente o precoz es aquel que se produce en niñas o jóvenes de entre 10 y 19 años y que puede implicar riesgos en la salud del bebé y de la mamá.
El embarazo adolescente o precoz es aquel que se produce en niñas o jóvenes de entre 10 y 19 años y que puede implicar riesgos en la salud del bebé y de la mamá, ya que el cuerpo no se encuentra aún con la maduración o desarrollo suficiente como para afrontar la maternidad.
Si bien se pueden observar casos en todos los estratos sociales, tiene una prevalencia mayor entre mujeres de sectores socioeconómicos bajos y es frecuente que se “repitan historias”; es decir que una madre adolescente tenga una hija que en el futuro también lo sea.
¿Por qué algunas desean tener un hijo a tan temprana edad? La mayoría busca tener “algo propio, ser alguien”. Pero como apunta la Ps. Silvia Cardozo, “no es un aspecto para tomar a la ligera o de forma irresponsable, sino todo lo contrario.
Está en juego no solo su salud física y mental, sino también que pueden estar hipotecando toda su vida futura y la de otro ser”. Por estas razones es extremadamente importante el apoyo familiar y la educación sexual temprana. Se debe hablar de estos temas desde muy temprana edad y permitir que ellos pregunten sobre las curiosidades que sienten. Como cuenta la psicóloga, todavía se tiene a la sexualidad como un tema “tabú” del cual no se habla en muchas familias. Cuando una pareja adolescente tiene un hijo, también el apoyo de la familia es muy importante, ya que deberán orientar a la pareja para que sean “mejores padres”.
El verdadero problema de esta situación es que las niñas-mujeres y los niños-hombres adquieren primero la capacidad de procrear, aprox. 4 o 5 años, antes de alcanzar su madurez emocional.
Debemos recordar que la adolescencia es tal vez la etapa más crucial del ser humano. Por la gran turbulencia de cambios físicos y psicológicos que ella implica. Es como un puente que enlaza la niñez con la adultez, un puente, cuya resistencia o firmeza dependerá en gran medida del entorno donde se ubique en individuo, siendo ese mismo entorno en primera instancia conformado por la familia.
Por otra parte, la mitad de adolescentes embarazadas no busca el embarazo. ¿Conocen los métodos anticonceptivos? Respecto a esta pregunta, la psicóloga Cardozo dice que “depende del grado de educación recibida, pero aún así a veces los conocen pero de forma insuficiente y otras veces, aún conociendo algunos métodos, actúan en forma irresponsable frente a ellos”. Nuevamente estamos frente al problema de la falta de apoyo familiar y de la falta de educación sexual temprana. Los adolescentes viven una etapa de inmadurez tanto psicológica como biológica, es decir, inician temprano las relaciones sexuales (aproximadamente a partir de los 15 años de edad) sin saber sobre educación sexual ni sobre la utilización de métodos anticonceptivos correctamente. A su vez, como agrega Silvia Cardozo, no sólamente pueden quedar embarazadas sino también pueden contagiarse enfermedades sexuales sin saber sobre los cuidados que deben tener. Muchas veces cuando asisten a una consulta médica, ya es tarde.
Como señala la psicóloga Cardozo, “un embarazo en la adolescencia trae muchas implicaciones: un compromiso de vida para quienes tienen su bebé o una situación traumática para quienes deciden interrumpirlo”. Ser padres implica nuevas responsabilidades, nuevos planes de vida y enfrentarse a mayores dificultades, tales como obtener un buen trabajo para poder mantener una familia. Pero esto se vuelve una tarea difícil, ya que la mayoría de las adolescentes que quedan embarazadas abandonan la educación por vergüenza a asistir a clases. Con un bajo nivel de educación, se vuelve más difícil obtener un buen trabajo. Uno de los objetivos que se busca es la reinserción de las adolescentes al sistema educativo y la capacitación laboral para que puedan lograr una autosuficiencia económica.
Rol del padre
Para el niño, es muy importante tener la figura tanto de la madre como del padre. El padre, al igual que la madre, aprenderá muchas cosas estando cerca del bebé. Como señala la Psic. Cardozo, “muchas veces escuchamos que el padre se desentiende del niño o no adquiere esa responsabilidad. Esto es porque el sentimiento no nace solo, sino que se va aprendiendo y sobre todo sintiendo en dicha interacción. Si el padre no tiene oportunidad de interactuar con su bebé, es más difícil generar este tipo de responsabilidad. No nos olvidemos que es un adolescente, y como tal, está pasando por los propios problemas de dicha etapa.
Seguramente el desarrollar un vínculo con su hijo, lo ayude a madurar más rápidamente y adoptar un rol más participativo y responsable. La mamá y las respectivas familias deben apoyar y estimular esta interacción y propiciar un buen vínculo, aún que la pareja no permanezca junta”.
Recomendaciones para madres adolescentes
- Es aconsejable que las madres adolescentes lean y se informen sobre crianza infantil para poder orientarse. Hoy existe mucha información gratuita en internet o en fascículos elaborados por UNICEF
- Se recomienda que visite frecuentemente el pediatra para hacerle los respectivos controles al bebé.
- Es importante que la madre y el bebé se alimenten correctamente y descansen las horas necesarias.
- Es bueno que se propongan objetivos tales como terminar la educación, obtener una capacitación laboral y lograr una autosuficiencia económica.
- Es fundamental que cuenten a la familia lo que está sucediendo una vez detectado el embarazo, para poder hacer un seguimiento del mismo en forma temprana.
- De ser posible se recomienda tener unas consultas psicológicas para que ayuden a la niña-mujer y su familia a afrontar esta nueva realidad.
Recomendaciones para adolescentes
Asistir al ginecólogo por lo menos una vez al año. Es aconsejable que las adolescentes planteen todas las dudas que tengan, ya que el ginecólogo les podrá responder de manera eficaz y adecuada.
Conocer sobre métodos anticonceptivos:
Preservativo: es el único método anticonceptivo que además de impedir el embarazo, protege de las infecciones de transmisión sexual. Se distribuyen en los servicios de salud públicos y privados de forma gratuita o a bajo costo.
Anticonceptivos orales femeninos (pastillas, inyectables o parches): método anticonceptivo que impide el embarazo pero NO protege de las enfermedades de transmisión sexual. En los servicios de salud públicos y privados se podrá acceder a las pastillas anticonceptivas de manera gratuita o a bajo costo.
Anticonceptivos de emergencia: se usa para impedir un embarazo no deseado, NO protege de las enfermedades de transmisión sexual. Se deberá tomar cuanto antes (como máximo tres días después de la relación sexual). Importante: NO son abortivas. También están disponibles de manera gratuita o a un bajo costo en los centros de salud públicos o privados pero mediante órdenes. También las venden en farmacias sin receta médica.
Dispositivo intra uterino (DIU): objeto de 3,5 centímetros de ancho y largo que se coloca (por un profesional) dentro del útero. Dura aproximadamente diez años. NO protege de las enfermedades de transmisión sexual.
Ligaduras de trompas y vasectomía: formas definitivas de evitar el embarazo. Es una intervención que debe realizar un profesional.
Los métodos de contar los días para saber si están o no ovulando o el “coitos interruptus” son muy inseguros y más aún en la adolescencia.
Es de extrema importancia que sigan todas las indicaciones que tiene cada método anticonceptivo.
Para finalizar, la Ps. Silvia Cardozo recomienda a los adolescentes que se “informen en forma adecuada sobre el ejercicio de una sexualidad responsable, no sólo como forma de prevenir el embarazo, sino también las enfermedades de transmisión sexual y situaciones traumáticas no deseadas que pueden suceder por falta de adecuada información. Muchas veces el tener relaciones sexuales en forma inadecuada puede ser motivo de futuras disfunciones en su sexualidad”.
Fuentes consultadas: www.msp.gub.uy, Entrevista realizada a Ps. Silvia Cardozo
Testimonio embarazo adolescente:
“Fue un embarazo buscado. Me cuidé con métodos anticonceptivos por cuatro años. Estaba tomando pastillas anticonceptivas y dejé de tomar. Al mes no me vino el período, entonces ya sabía que estaba embarazada. Me enteré temprano (cuando estaba de cinco semanas) y me hice todos los controles. Ahora mi bebé tiene cinco meses. Con el papá (que tiene 24 años) estamos bien. Él es mayor que yo y trabaja todo el día, pero a la noche cuida a nuestro hijo. Todavía no estamos viviendo juntos pero estamos construyendo una vivienda. Él vive en la casa de su madre y yo en la de mi madre. Yo dejé de estudiar en segundo, cuando quedé embarazada. Ahora me anoté en un curso de informática en la UTU. Por el momento no estoy trabajando. Ahora que tengo al bebé veo que es difícil criarlo, pero en su momento pensaba que era fácil. No le recomiendo el embarazo a otras jóvenes, es mejor estudiar y después tener trabajo, tener algo estable, una vivienda, no esperar a lo último”.
Anónimo, 18 años.