La inflamación de la mucosa del estómago se denomina gastritis, mientras que la de los intestinos se conoce como enteritis o enterocolitis, cuando involucra también al intestino grueso.

Cuando son ambos órganos los afectados se produce una gastroenterocolitis, que es la irritación e inflamación del conjunto del tracto digestivo.

Síntomas:

Los primeros son pérdida de apetito y náuseas, seguidas de diarrea. Luego se producen accesos de vómito, con diarrea acuosa, dolores de barriga, fiebre y extrema debilidad. Suele desaparecer al cabo de dos o tres días. 

Causas:

La gastroenteritis en niños y bebés es causada por una infección viral, que se transmite fácilmente de una persona a otra por contacto individual, particularmente a través de las manos, o se produce por microbios en alimentos y bebidas. Las alergias alimentarias también pueden causarla (mariscos, huevo, carne de cerdo, etc.), o la alteración de la flora bacteriana natural en el tracto digestivo, por ejemplo, cuando se toman antibióticos, porque actúan sobre la flora bacteriana del intestino y alteran su equilibrio natural.

Tratamiento:

Los niños menores de 2 años deben ser vistos por un médico, ya que se deshidratan muy rápidamente. El tratamiento en estos casos consiste en la administración de sueros de rehidratación oral o vía intravenosa en casos más graves. En el caso de niños que reciben pecho directo, la lactancia materna no debe ser suspendida. La lactancia a pecho directo en forma exclusiva protege de gastroenterocolitis infecciosa.

Los niños mayores deben guardar reposo en casa y beber gran cantidad de líquidos, para evitar la deshidratación. Es conveniente que consuman agua sin azúcares y sin gas. El azúcar puede prolongar la diarrea y el gas favorecer los vómitos. Se recomienda comer manzanas, arroz blanco y pechuga de pollo.

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