La parasitosis es una enfermedad infecto contagiosa que padecen muchas personas, especialmente los niños. Estos ingresan al organismo a través del contacto con las manos, la ingesta de alimentos contaminados o del agua que bebemos.

Los más comunes e importantes en nuestro medio son los Oxiuros, Áscaris Lumbricoides y Giardia Lamblia. Además de provocar molestias, pueden llevar a otros trastornos más serios, como retraso en el crecimiento, anemia y dificultades de aprendizaje. Si se sospecha que el niño tiene parásitos,  es recomendable consultar con el médico lo antes posible.

Síntomas:

Son generalmente inespecíficos y de intensidad y duración variable. Puede haber malestar general, dolor abdominal de localización variable, anorexia, náuseas y flatulencia. Diarrea o constipación. Puede haber fiebre, dolor de cabeza, intranquilidad, insomnio, bruxismo, y síntomas de anemia. Fatiga, debilidad, mareos y pérdida de peso. Picazón en la nariz, ano y genitales.

Causas:

Muchas veces se dan por una inadecuada condición de vida (desnutrición o mala alimentación, falta de agua potable, falta de las condiciones mínimas de higiene). Pero cualquier niño puede presentar parásitos, ya que ellos, sobre todo los más pequeños, suelen llevarse de todo a la boca, inclusive sus manos sucias.

Tratamiento:

Generalmente los parásitos son detectados a partir de un análisis de materia fecal, llamado coproparasitario. Los oxiuros se detectan por el estudio denominado espátula adhesiva.

El pediatra será el encargado de indicar un tratamiento adecuado. Al ser las parasitosis muy contagiosas y diseminándose éstas muy fácilmente, el tratamiento habitualmente se realiza en todos los integrantes de la familia.

Se deben fomentar los siguientes hábitos para prevenir la parasitosis: consumir agua potable, comer alimentos frescos, bien cocidos y limpios, combatir moscas y cucarachas, lavarse frecuentemente las manos.

Deja un comentario