Es una infección bastante habitual que afecta a los niños, principalmente entre los 6 meses y los 3 años de edad, y sobre todo en torno a los 2 años, que se basa en la inflamación de la laringe, donde se encuentran las cuerdas vocales y que permite el paso del aire desde la faringe hasta la tráquea.
Después de los 4-5 años, no se producen más ataques de crup porque, con el crecimiento, los cartílagos de la laringe se refuerzan, se alargan y ya no se obstruyen debido a la hinchazón provocada por la inflamación.
Síntomas:
Los síntomas típicos que ayudarán en el reconocimiento de una laringitis son: la “tos perruna”, la ronquera y el estridor, el ruido que provoca el paso del aire, al inspirar, por la laringe inflamada. La tos de los niños cuando padecen esta enfermedad es muy llamativa, muy ronca, intensa, metálica y aparatosa. Además se presentan dificultades para respirar, y su temperatura sólo aumentará ligeramente, alcanzando en raras ocasiones los 39-40º C.
Causas:
En la inmensa mayoría de los casos, la laringitis es causada por virus, por lo que el tratamiento con antibióticos no está indicado en principio. Sin embargo, en otras ocasiones pueden tener un origen alérgico o bacteriano.
• Laringitis subglótica o laringotraqueitis: es la más frecuente de las dos y está producida, casi siempre, por un virus, afectando así a los más pequeños. Sus síntomas iniciales son propios de un cuadro catarral. Ésta puede llegar a producir fiebre, aunque no es habitual que supere los 39º C, excepto si su origen es bacteriano. Aunque suele curarse en pocos días, sus síntomas son característicos, empeorando sobre todo durante la noche.
• Laringitis espasmódica o estridulosa: en esta ocasión los síntomas aparecen de forma súbita durante la noche, siendo frecuente que suceda en el contexto de un cuadro vírico sin que éste sea la causa.
Tratamiento:
El método más sencillo, pero a menudo más eficaz para aliviar los síntomas de un ataque, consiste en llevar al niño bien tapado al baño, cerrar puertas y ventanas y abrir el agua caliente de la ducha o de la bañera, para que respire los vapores. Si se trata de laringitis espasmódica, la inhalación de frío (colocar al niño frente al freezer con la tapa abierta) ayudará a revertir el espasmo laríngeo. En algunos casos, el pediatra puede prescribir el uso de cortisona.
En algunos casos, es necesario dirigirse al pediatra. Esto es cuando:
– El laringoespasmo se manifiesta después de la administración de algún medicamento o bien de la picadura de un insecto.
– Las dificultades respiratorias no se resuelven con la inhalación de vapor caliente.
– El ataque de tos del niño dura más de una hora.
– El niño ha perdido la conciencia.
– Tiene dificultades para tragar.
– Presenta fiebre elevada.
– Respira con dificultad.
– Tiene los labios azulados.
– No consigue aguantar la cabeza.
– Parece haberse tragado algo.
– El niño aún no ha cumplido un año.
– No bebe lo necesario.
– La fiebre supera los 40ºC.
– El laringoespasmo ya se ha manifestado, al menos, tres veces.