Desde muy pequeños los niños y niñas sienten la necesidad de explotar todas sus capacidades de expresión.

La forma en que cada uno se expresa puede ser tan variada y original como diferente sean esos niños, algunos lo hacen por medio de la palabra , otros del movimiento, de la música o de las formas plásticas y algunos combinando varios de ellos en un todo. 

La expresión plástica le permite a este expresar la riqueza de su mundo interior y de su potencial, desarrollando su creatividad, plasmando sus emociones, sentimientos, sensaciones y reflexiones. Es esencialmente un lenguaje que comunica algo ya sea imaginario o real la cual esta impregnada de un valor sentimental.

A medida que los niños crecen, comienzan a crear su mundo, el mundo que los rodea por medio del juego, utilizando la plástica como herramienta para afianzar sus ideas. 

Al dibujar o pintar, con pinceles o con las manos, al modelar la arcilla y sentir el barro húmedo entre los dedos, al recortar, rasgar y pegar se desarrollan experiencias perceptivas y sensoriales indispensables para la maduración emocional. Todo depende de la profundidad y de la naturaleza de esas vivencias para que se estimulen procesos formativos que apuntan al desarrollo de la creatividad, de la sensibilidad y de la expresión. 

A medida que el niño crea se vuelve más conciente de sus sentimientos, aumentando la seguridad en si mismo y afirmándose en quién es.

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