Los responsables de la Educación para la Salud Bucal son los hogares, pero no todos los padres están preparados para poder realizarlo correctamente, ya que muchos transmiten a sus hijos la cultura que ellos recibieron, con conceptos y hábitos equivocados y muchas veces perjudiciales para el niño.

Lo ideal es comenzar con las acciones preventivas desde la gestación.Es así que se trata de motivar a la gestante para llevar una maternidad responsable. Es fundamental que el embarazo sea vigilado desde sus comienzos para asegurar un correcto crecimiento fetal, entre otras cosas. 

Es así, que comenzamos dirigiendo nuestra educación a la madre: 

Fomentando los controles periódicos médicos y odontológicos. 

Aconsejando a que lleve una vida sana, con alimentación adecuada, ejercicio al aire libre. 

Controlando hábitos perniciosos (tabaquismo). 

Siguiendo con la educación dirigida al niño, a través de la información sobre los beneficios de la alimentación al seno materno, y la importancia de las medidas preventivas enfocadas fundamentalmente al control de la infección, control de hábitos, etc.

La importancia de la lactancia materna radica en los múltiples beneficios que aporta en el campo de lo nutritivo, de lo psicológico, inmunitario y conocimiento del medio externo.

Junto con la respiración y posteriormente con la masticación, proporcionan los estímulos necesarios para el normal crecimiento y desarrollo de los maxilares y de las estructuras dentarias. 

Durante el amamantamiento, el reborde anterior del maxilar superior se apoya contra la superficie del pezón y parte del seno materno. Actuando la lengua a modo de válvula, a través de movimientos anteroposteriores, permitiendo así el ordeñe del pecho materno, sincronizando esta acción con la función respiratoria. 

Esta función necesita de un gran esfuerzo muscular, exigiendo al bebé a respirar por la nariz dado que no suelta el pezón durante el ordeñe. Así es que se activa todo el sistema muscular y articular, preparándose para el posterior desarrollo de la dentición. 

Es importantísimo que el amamantamiento sea realizado en un ambiente cálido, acogedor ya que además de obtener alimento, el recién nacido tiene así un momento de goce junto a su madre, siente su olor, escucha sus latidos.

Esto debe lograrse también cuando se necesita usar sustitutos como por ejemplo: la mamadera.

Se debe tener en cuenta la posición en la que se coloca al bebé durante el amamantamiento, para obtener así el necesario estimulo de crecimiento y desarrollo del macizo facial. Hay que ubicarlo lo más vertical posible y con su cara perpendicular al pecho materno, obligándolo con esto al mayor esfuerzo muscular. La duración recomendada para la lactancia es de 6 meses aproximadamente, hasta el comienzo de la erupción dentaria. 

En los casos que sea necesario sustituir la alimentación materna por el biberón, este debe tener determinadas características que la asemejen al seno materno, como ser: 

  • Tetina corta 
  • De consistencia firme 

Con varios orificios pequeños, para poder efectuar el ejercicio muscular, sincronizando las funciones de succión, respiración, y deglución, favoreciendo como ya expresamos el correcto desarrollo de todo el esqueleto facial. 

Es bastante común que el niño use para la succión diferentes elementos que le dan satisfacción, como ser el dedo o un pañito, etc., debiendo ser sustituidos todos estos por el chupete y nunca reprimirlos en cuanto a su uso ya que en esta etapa, la succión forma parte de su desarrollo fisiológico. Pero sin embargo es importante educar a la madre, para que no use el chupete cada vez que su hijo esta angustiado, como elemento de salvación. Sino que por el contrario debe buscar la manera de consolarlo y entretenerlo. 

El tamaño del chupete se elige de acuerdo con el de la boca del niño. Nunca fijarlo a cintas o collares que rodeen el cuello. Siempre debe estar limpio e ir renovándolo a medida que se gasta. 

Jamás agregarle jugos, miel, azúcar, etc. Evitar costumbres como: 

  • limpiar el chupete en la boca de la madre 
  • probar la comida con la misma cuchara que se le da al niño 
  • probar la mamadera, etc. 

Todas estas, son las vías más directas de contaminación microbiana a la boca del niño. 

Otro punto importantísimo es la higiene, que debe comenzar desde el lactante. Debe realizarse la limpieza de los rebordes alveolares, así como de la mucosa bucal y de la lengua, luego de cada lactada. Para ello se aconseja el uso de hisopos de algodón, gasa húmeda o dedil con cepillo suave, que existen en el mercado. 

También hay que realizar la higiene adecuada luego de la administración de medicamentos como ser jarabes, porque generalmente son dulces, para luego con la aparición de los primeros dientes comenzar con el uso del cepillo dental adecuado a las características del niño, sin pasta fluorada hasta los dos años. Después de esta edad si es muy importante el aporte de flúor de la pasta dental.

La foto fue tomada de: www.morguefile.com

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