Desde la concepción, y aún sin proponérselo, los padres están educando a sus hijos sobre la sexualidad. Como indica Patricia Vanrell, profesora de Biología y Educadora Sexual, “consciente o inconscientemente, hablando o no hablando, están educando en la sexualidad.

Desde el momento en que se piensa al hijo varón o a la hija mujer, ya se proyecta en él/ella determinados comportamientos, lo/la imaginan con determinados gustos, con determinadas actitudes, con determinado comportamiento y cuando ese bebito o bebita va creciendo, van transmitiendo comportamientos que para los pares corresponden a lo femenino o a lo masculino”.

Una vez que crecen, los chicos tienden a pensar que “ya saben todo”. Sin embargo muchas veces desconocen algunos aspectos de las relaciones sexuales como por ejemplo, los vinculados a las infecciones de transmisión sexual.

Los adolescentes son uno de los grupos con mayor riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual. Los adultos pueden evitarlo hablando con ellos, ya que lo más importante es prevenir. Y, como dice la frase, “nunca es tarde” para hablar sobre estos temas. Lo mejor es hacerlo durante la pre-adolescencia. Es importante que los padres sepan interpretar las pistas que ellos envían (algunos niños son conscientes sobre el tema a temprana edad). 

Las preguntas son un buen punto de partida para iniciar una conversación, ya que se sabe puntualmente qué quieren saber y están abiertos a saber la respuesta. Pero, ¿cómo hay que hacerlo? Como indica Vanrell, “cuando un niño pregunta, lo hace con total naturalidad, entonces los adultos tenemos que responderles sin ningún tipo de miedo y puntualmente lo que preguntan. Además, si la primera vez que el chico hace un comentario, por ejemplo, está viendo la tele y dice “ese tiene SIDA” y el padre lo rezonga o no abre la boca pero hace un gesto, se pone violento, nervioso o colorado, el chico va a interpretar “de esto no se puede hablar”.

Lo mismo si la hija pregunta “¿qué son las pastillas anticonceptivas?” y la madre contesta: “no se te ocurra tener relaciones sexuales con tu edad, ¡no tomes pastillas anticonceptivas!”. De esta manera están “cerrando las puertas” a hablar de estos temas. Hay que acostumbrarse desde que son muy chiquitos a dialogar sobre el día a día. De otra manera no pretendamos que los hijos confíen parte de la sexualidad”. 

Igualmente, hay que tener en cuenta que no todos hacen preguntas relacionadas a la sexualidad. Por eso, una buena forma de iniciar la conversación puede ser basándose en algún aspecto de la familia o que aparezca en un medio de comunicación y preguntándole qué opina al respecto. Hay que aprovechar estos acontecimientos y no pensar “¡qué suerte que mi hijo no me preguntó sobre este tema!”. 

Se dice que al hablar sobre sexualidad, los jóvenes van a tener ganas de iniciarse en las actividades sexuales, pero esto es un mito. Como afirma Vanrell, “una buena educación sexual dada por educadores sexuales ayuda a valorar el cuerpo de cada uno, a mejorar el autoestima, al autocuidado y mutuo-cuidado, a prevenir abusos sexuales, a valorar el vínculo con el otro y a postergar el inicio de las relaciones sexuales (eligiendo cuándo y por qué compartirlo con esa persona)”. Y agrega, “hay que evitar decir “te arruinás la vida si…”. Sí hay que educar para disfrutar de una sexualidad sana, sin riesgos y sin arrepentimientos”.

Consejos para hablar sobre las infecciones de transmisión sexual

1) Deben informarse sobre la transmisión y prevención a través de fuentes fiables. En Internet y otros medios hay mucha información falsa, así que hay que tener cuidado. Al familiarizarse sobre el tema, se sentirán más cómodos para hablar. Si el joven pregunta algo y no están seguros de la respuesta, infórmense y luego comúniquenle la información. Como indica Vanrell, “es mejor decir “dejame pensarlo a ver cómo te lo explico mejor” a que “en tres años lo vas a entender” porque de esta manera le va a preguntar a sus amigos o va a buscar en Internet”. 

2) Es bueno también preguntarle a ellos qué saben sobre las infecciones de transmisión sexual y qué les gustaría saber. A veces saben más de lo que los padres creen que saben (aunque parte de la información puede ser incorrecta, hay muchos mitos sobre la sexualidad). 

3) Cuando los jóvenes tienen información falsa, deben corregirlos con delicadeza. 

4) Cuando ellos preguntan, pueden indagar: “¿dónde lo escuchaste?” o “¿quién te lo contó?” para darles la mejor respuesta posible. No hay que subestimarlos, si ellos preguntan, seguramente ya lo vieron o ya lo saben. 

5) Deben entablar una relación de confianza con sus hijos. De esta manera, se animarán a expresar cualquier temor, inquietud, duda o preocupación. 

6) No deben exaltarse demasiado y no deben rezongarlos. 

7) Deben permitir que las preguntas de ellos fluyan espontáneamente y guíen la conversación. De esta manera será una charla productiva. 

8) Deben responder a las preguntas con sinceridad.

9) No deben dramatizar la información que brindan. 

10) No deben obligarlos, sino que aconsejarlos. En palabras de Vanrell, “uno tiene el derecho de transmitirle a los hijos lo que uno quiere para ellos, valores, responsabilidades, etc. Pero hay que evitar decir “no tenés que hacer tal cosa” o “tenés que hacer tal cosa” y en lugar de estas frases decir: “mamá y papá desean para tí tal cosa” o “les gustaría tal camino”. El chico va a saber que ese es el camino que mamá y papá desean, el que les parece mejor, pero no es la obligación. Él va a poder elegir si lo quiere transitar o no. Es simplemente cambiar las palabras”. 

Infecciones de transmisión sexual más frecuentes

Clamidiasis: es causada por la bacteria Chlamydia trachomatis. Se puede contraer en el sexo oral, vaginal o anal con una persona infectada. Tanto los hombres como las mujeres pueden tenerla. A la clamidiasis se le conoce como la enfermedad “silenciosa” porque casi 3 de cada 4 mujeres infectadas y cerca de la mitad de hombres infectados no presentan síntomas. Si hay síntomas, éstos aparecen generalmente entre 1 y 3 semanas después del contagio. Pueden sentir sensación de ardor al orinar o una secreción anormal por la vagina o el pene. Puede provocar infección urinaria. En las mujeres puede llevar a una enfermedad inflamatoria pélvica, la cual puede conducir a infertilidad o problemas serios con el embarazo. Los niños que nacen de madres infectadas pueden tener infecciones oculares y neumonía por clamidia. En los hombres puede infectar el epidídimo, lo que puede causar dolor, fiebre y, en raros casos, infertilidad. Se diagnostica a través de análisis de laboratorio. El tratamiento consiste en antibióticos. El uso correcto de preservativos reduce el riesgo de contraer la infección. Se recomienda que las mujeres menores de 25 años se hagan pruebas de clamidia todos los años.

Gonorrea o blenorragia: la bacteria Neisseria gonorrhoeae o gonococo puede infectar el tracto genital, la boca o el ano. Puede contraerse en el sexo vaginal, oral o anal con una pareja infectada. La mujer embarazada puede transmitírsela al bebé durante el parto. No siempre provoca síntomas. En los hombres puede causar dolor al orinar y secreción proveniente del pene. Si no se trata, puede causar problemas en la próstata y testículos. En las mujeres, los síntomas son leves pero a medida de que pasa el tiempo, puede provocar hemorragias entre los períodos menstruales, dolor al orinar y aumento de las secreciones vaginales. Puede provocar la enfermedad inflamatoria pélvica, que causa problemas en el embarazo e infertilidad. Se diagnostica con exámenes de laboratorio. El tratamiento consiste en antibióticos. El uso correcto de preservativos reduce enormemente el riesgo de contraer y contagiar la gonorrea. 

Herpes genital: es causada por el virus del herpes simple. Puede causar llagas en el área genital o rectal, nalgas y muslos. Se puede contagiar en la relación sexual, incluso en el sexo oral. El virus puede contagiarse aún cuando las llagas no estén presentes. Las madres pueden infectar a sus bebés durante el parto. Las ampollas pican, duelen y luego sanan. A veces no presenta síntomas o son muy leves. Puede ser grave en recién nacidos o en personas con sistema inmune debilitado. El virus permanece en el cuerpo para siempre, por eso, la mayoría tiene brotes varias veces al año. Con el tiempo pueden aparecer con menor frecuencia y ser más leves. Las medicinas no lo curan, pero pueden ayudar a combatir el virus. Puede hacer que los síntomas sean más leves, disminuir los brotes y el contagio del virus a otras personas. El uso correcto de preservativos puede reducir el riesgo de contraer o contagiar el herpes.

VIH/SIDA: el VIH es un virus que mata o daña las células del sistema inmunológico del organismo. SIDA, síndrome de inmunodeficiencia adquirida, es el estadio más avanzado de esta infección. El VIH se contagia a través de las relaciones sexuales sin protección con una persona infectada. También puede contagiarse al compartir agujas con drogas o mediante el contacto con la sangre de una persona infectada. Las mujeres pueden transmitírselo a sus bebés en el embarazo o parto. Los primeros signos de infección con VIH pueden ser inflamación de los ganglios y síntomas gripales. Pueden presentarse y desaparecer un mes o dos después de la infección. Los síntomas graves pueden no aparecer hasta pasados meses e incluso años. El virus puede permanecer latente muchos años pero igual se contagia. Se puede detectar en diversos fluidos corporales: sangre, fluidos vaginales, semen, saliva, lágrimas, leche materna, pero sólo se contagia a través de la sangre, semen, fluidos vaginales y leche materna. El diagnóstico se hace con un análisis de sangre. No se cura pero hay muchas medicinas para combatir la infección por VIH y las infecciones y cánceres que la acompañan. Las personas pueden vivir con al enfermedad muchos años. 

Virus del papiloma humano (VPH): existen más de 100 tipos de VPH. La mayoría son inofensivos, pero aproximadamente 30 tipos se asocian con un mayor riesgo de tener cáncer. Afectan los genitales y se adquieren a través del contacto sexual con una pareja infectada. Los de bajo riesgo pueden causar verrugas genitales. En las mujeres, los de alto riesgo pueden conducir al cáncer del cuello uterino, vulva, vagina y ano. En los hombres puede conducir al cáncer del ano y del pene. Algunas personas tienen síntomas pero otras no los sienten. Se pueden tratar o eliminar las verrugas. En las mujeres, el examen de Papanicolaou puede detectar cambios en el cuello uterino que pudieran evolucionar en cáncer. El uso correcto de preservativos reduce enormemente el riesgo de contraer y contagiar el VPH. Las vacunas pueden proteger contra varios tipos de VPH, incluyendo algunos de los que pueden causar cáncer. 

Sífilis: es causada por la bacteria Treponema pallidum. Infecta el área genital, los labios, la boca o el ano. Afecta a hombres y mujeres. Se adquiere por contacto sexual con una persona que la tiene o de la madre al bebé durante el embarazo. La etapa temprana suele causar una llaga única, pequeña e indolora, el chancro. Algunas veces causa inflamación en los ganglios linfáticos cercanos. Si no se trata, puede causar una erupción cutánea que no pica, frecuentemente en manos y pies. Muchas personas no notan los síntomas durante años. Pueden desaparecer y aparecer nuevamente. Las llagas causadas por la sífilis facilitan adquirir o contagiar el VIH durante las relaciones sexuales. Puede causar defectos congénitos, ya que la bacteria atraviesa la placenta ocasionando la Sífilis congénita, o abortos en el embarazo. En casos raros puede causar problemas serios de salud e incluso la muerte. Si se detecta a tiempo, se cura fácilmente con antibióticos. El uso correcto de preservativos disminuye enormemente el riesgo de adquirir y contagiarse la sífilis.  

Tricomoniasis (Vaginitis por tricomonas): es causada por el parásito protozoario Tricomanas vaginalis. Afecta a hombres y mujeres, pero los síntomas son más comunes en las mujeres (flujo abundante de olor fétido, espumoso  verdoso o amarillento, con mucho prurito y molestias al orinar). La mayoría de los hombres no presenta síntomas, pero puede producir uretritis aguda con eliminación de un exudado que causa dolor y ardor al orinar. Puede curarse con antibióticos. En los hombres suele desaparecer espontáneamente sin provocar síntomas. Pero un hombre infectado puede continuar infectando o re-infectando a una mujer hasta que reciba tratamiento. Por eso, los integrantes de la pareja deben recibir tratamiento al mismo tiempo. El uso correcto de preservativos reduce enormemente el riesgo de contraer y contagiar la tricomoniasis.

Importante: Siempre consultar ante cualquier dolor, ardor o picor.

PREGUNTAS FRECUENTES SOBRE LAS INFECCIONES DE TRANSMISIÓN SEXUAL

¿Cómo se contagian las infecciones y enfermedades?

Se transmiten de una persona a otra a través de la relación sexual (anal, oral o vaginal). Se pueden propagar a través de los dedos u otros objetos que hayan estado en contacto con los genitales o los fluidos corporales de una persona infectada. 

¿Cómo afectan las infecciones de transmisión sexual al cuerpo de una persona?

El tipo de infección determinará los síntomas. Algunas prácticamente no provocan síntomas, mientras que otras pueden causar secreciones vaginales o del pene, llagas o dolor. Si no se tratan (incluso las que no tienen síntomas), pu eden provocar lesiones en los órganos internos y desencadenar problemas de salud a largo plazo como la esterilidad o el cáncer. Por esto, es importante que las personas que mantienen relaciones sexuales se hagan pruebas para saber si padecen alguna enfermedad. 

Las infecciones de transmisión sexual, ¿tienen cura? 

Algunas, como la Clamidiasis y la Gonorrea, se pueden curar con antibióticos. Otras, como el Herpes o el VIH, no tienen cura. 

¿Se puede saber si una persona padece una infección de transmisión sexual con solo mirarla? 

Muchas personas que padecen una infección no saben que la tienen. Por lo tanto, la mayoría de las veces no hay forma de saber si una persona padece una infección solo con mirarla. En ciertos tipos pueden haber signos visibles alrededor de los genitales (verrugas genitales, herpes genital). 

Lugares donde pueden encontrar material seguro

-Hay sitios de Internet dirigidos a los adolescentes que utilizan un lenguaje adecuado para ellos. Es el caso de TeensHealth.org. Pueden consultarlos junto a sus hijos. 

– Las instituciones educativas pueden ser una buena fuente de información. Es bueno que no sólo tengan talleres para jóvenes sino que también para padres para hablar sobre cómo conversar con los adolescentes e intercambiar consejos y experiencias. Si la institución educativa no lo plantea, pueden sugerirlo. 

– Otras personas que pueden ayudarlos: un médico, un orientador escolar, el personal de enfermería de la institución educativa, un profesor u otro miembro de la familia. Vanrell indica que “en el programa de tercero de liceo está el tema sexualidad. Así mismo en algunas realidades se llega tarde con el tema”. También afirma que “es bueno generar un vínculo con un ginecólogo. Indicará una primera ecografía de útero, una primera ecografía de ovarios, va a ver cómo va la pubertad, etc.”. Al generar el vínculo, si una joven tiene picazón, dolores, etc., no sentirá vergüenza al consultar. 

¿Cómo evitar contraer una infección de transmisión sexual?

La única forma segura de no contraer una infección de transmisión sexual es no manteniendo relaciones sexuales ni contacto íntimo alguno con otras personas aparte de las que se mantienen en el seno de una relación monógama y comprometida. Las personas que mantienen relaciones sexuales deben utilizar preservativos en todas las ocasiones para protegerse de las infecciones de transmisión sexual, incluso aunque utilicen otro método anticonceptivo.

Vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH)

Una buena forma de iniciar una conversación sobre las infecciones de transmisión sexual puede ser hablándoles sobre la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH). Es recomendable para pre-adolescentes y aporta la mejor protección contra la infección si la serie de inyecciones se administra antes de que la persona empiece a mantener relaciones sexuales. Deben consultar sobre la vacuna con el médico ginecólogo.

Fuentes:
-Entrevista a Patricia Vanrell, profesora de Biología y Educadora Sexual. 

-Sitios web: Kidshealth.org y Nlm.nih.gov.
Imagen: Morguefile.com

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