Es el aumento de la temperatura corporal. La temperatura es normal hasta 37.5°C medida en axila. Desde un punto de vista académico se habla de fiebre cuando es mayor a 38°C.
Es una respuesta universal ante las infecciones (causadas por virus o bacterias). Cuando un germen penetra en el organismo, hay una respuesta del centro termorregulador en respuesta a pirógenos que lleva a aumentar la temperatura corporal, incluso superando los 40°C (de manera controlada), por dos procedimientos: uno es la contracción de los músculos (tiritona) y el otro es la evitación de pérdida de calor a través de la piel. Al aumentar la temperatura del cuerpo, se producen una serie de respuestas en positivo en la lucha contra las infecciones: aumento de la producción de anticuerpos, aumento de interferón y otras proteínas antiinfecciosas, mejora el desplazamiento de los glóbulos blancos al lugar de la infección y limita a las bacterias a la utilización de minerales que son necesarios para el metabolismo y funcionamiento de éstas. Por lo tanto, la fiebre es un aliado que acude al campo de batalla para luchar contra las infecciones. Muchas familias piensan que la fiebre es un enemigo al que hay que combatir recurriendo a medicamentos, desnudando a los niños, dando baños en agua templada, aplicando friegas de alcohol o empapándoles con paños fríos. Cuando un niño tiene fiebre, hay que vigilarlo a él y no al termómetro. Está bien conocer su temperatura, pero ésta no debe ser el criterio de actuación en la fiebre debida a una infección.
Es normal que sientan dolor o malestar (de cabeza, musculares por la tiritona, decaimiento). En estos casos se debe proporcionar el analgésico (ibuprofeno o paracetamol) que tolere con dosis adecuadas a su peso y no a su edad. Hay que buscar el confort, no que no tenga fiebre. Es importante el gasto de energía y, a la vez asumir que en este estado existe inapetencia. Es normal que tenga sed, por lo que hay que darle líquidos que contengan hidratos de carbono (jugos de frutas, licuados, leche azucarada), para que recupere el agua que pierde e incorpore calorías que va a necesitar. Son prioritarios los alimentos con hidratos de carbono (frutas, verduras, arroz, pasta, galletas, pan). Si tirita, hay que abrigarlo, ya que su hipotálamo le exige aumentar la temperatura de su cuerpo. No hay que abrigarlo en exceso para no dificultar los mecanismos naturales de regulación de la temperatura.
Motivos de consulta urgente: presencia de petequias (lesiones pequeñas de color rojo que al presionarlas no desaparecen de la piel), irritabilidad permanente, llanto inconsolable, convulsión, pérdida de conciencia, dificultad respiratoria acompañada de tiraje costal o con presencia de silbidos en el pecho, ausencia de orina, deshidratación, bebés menores de 3 meses.
Fuente: Webconsultas.com