Es necesario aprender a leer y a escribir para que más adelante podamos entender leyendo y escribiendo. Estas dos actividades son casi indispensables para desarrollar una vida social y, sobre todo, una vida académica normal. El retraso en la lectura y escritura origina la gran mayoría de los fracasos escolares, puesto que son los grandes mediadores en los procesos de enseñanza y de aprendizaje.
Los problemas de la expresión escrita no suelen aparecer de forma aislada, es normal que vayan acompañados de dificultades en la lectura. Se caracterizan por escribir por debajo de lo esperado, teniendo en cuenta la edad, el coeficiente intelectual y el nivel de escolaridad. Son dificultades en la escritura de palabras, en la elaboración de frases y párrafos para componer un texto, que se manifiestan normalmente, a partir del segundo curso de escolaridad.
Los textos escritos por los niños suelen estar llenos de errores de sustituciones. Por ejemplo, pueden escribir "”miero"” por "“miedo”". También tienen errores de omisión, dejan de escribir alguna letra, “"caja" por "cajas"”. Asimismo, pueden escribir palabras cambiando el orden de las letras, por ejemplo, “pulma” por “pluma”, unen varias palabras como si se tratara de una sola, “"mevoy al parque”" en lugar de "“me voy al parque"”, o lo contrario, separan una palabra como si se tratara de viarias, "“des pués”" y cometen muchas faltas de ortografía. Además, los textos que escriben suelen ser cortos y mal organizados, con faltas de puntuación.
En este trastorno que es la disgrafía, juega un papel muy importante el análisis y la manipulación de las unidades que componene el lenguaje, como sucede en el caso de la lectura, incluso parece que en la escritura de palabras esta capacidad de segmentar tiene mayor influencia. Hay que tener en cuenta que en la escritura de palabras y en la composición de un texto intervienen diferentes procesos que hacen que esta sea una actividad muy compleja y en la que no es de extrañar que los niños tengan dificultades.
Para mejorar el aprendizaje
En clase siempre hay algún niño que lleva un ritmo lento de aprendizaje con respecto a sus compañeros, y la maestra se plantea qué es lo que puede hacerse para ayudarle. La actitud más adecuada es la de prevenir su aparición, pero si se identifican, es conveniente un tratamiento psicopedagógico temprano para evitar que se cristalicen. Los niños con problemas en la lectura, así como en la escritura, necesitan unas técnicas de enseñanza específicas, por lo que es muy conveniente que se pongan en manos de un profesional que les proporcione un entrenamiento adecuado.
Las tareas que se suelen realizar en estos entrenamientos tienen como objetivos primordiales desarrollar, en el niño, la capacidad de manipulas las palabras dentro del contexto de la frase. De este modo, tomará conciencia de que las sílabas son los elementos que constituyen las palabras, para añadir, invertir su orden o separarlas. Y que, a su vez, los fonemas son los segmentos más pequeños del lenguaje, los cuales también pueden ser manipulados, añadiendo, quitando, invirtiéndolos o incluso contándolos.
Alguno de estos ejemplos se pueden encontrar, cuando se le pide al niño que deletree palabras, que separe fonemas, sílabas o palabras. (Si a la palabra “gusano” le quitas “gu”, que queda; si a la palabra “caracol” le quitas “col” que queda), Que añada algún segmento (si a la palabra “osa” le ponemos una “r”, que queda; si a “pato” le ponemos “sa”, qué queda), que invierta el orden (si decimos al revés “pa-so”…”sopa”, si decimos al revés “pi-pa”…”papi”) o que identifique el sonido que tienen en común varios objetos dibujados (silla, seta, saco) Estas técnicas se emplean con el apoyo de imágenes, y debe tenerse en cuenta que son actividades que deben motivar al niño.
En el aprendizaje tanto de la lectura como de la escritura es muy importante que el adulto vaya preparando al niño, enfrentándole a textos escritos (cuentos); pero a la hora de seleccionar la lectura de ellos, se debe tener en consideración sus gustos e intereses. Y cuando el niño es pequeño (3 a 5 años) la lectura que realice debe ser una lectura de imágenes, luego será una lectura de imágenes con texto, y así progresivamente.
No hay que olvidar que para que se realice un adecuado aprendizaje estas dos actividades tiene que haberse desarrollado, como habilidad básica, el lenguaje oral. Por eso, jugar con los niños a juegos como el “veo veo”, o practicar con rimas nunca vendrá mal. Por ejemplo, “caracol-col.-col, saca los cuernos hacia el sol”. Cuanto más conciente sea el niño de la relación que existe entre el habla y la escritura, mejor preparado estará para leer y escribir.
La foto fue tomada de: www.morguefile.com