¿Quién dijo que la magia es sólo cosa de grandes? También los pequeños pueden deslumbrar a familiares y amigos con sus trucos.
Los pequeños comienzan a interesarse por la magia entre los 7 y los 12 años por lo general. La magia desarrolla la creatividad de los niños, porque ésta no solamente consiste en realizarla, también en inventarla. La magia ayuda a superar problemas de timidez y a mejorar la autoestima y la seguridad de los chicos.
A los niños con problemas de inseguridad la magia puede ayudarlos, pues cuando son el centro de atención de todas las miradas, tienen que actuar, ser simpático, dialogar y sonreír como si fuera la persona más extrovertida del mundo. Es más, debe hacérselo creer a la gente.
En muchos países se usa la magia como terapia.
La recepción del aplauso y la risa hacen que el pequeño se sienta maravillosamente bien. El objetivo de la magia es conseguir que el público no tenga respuestas, que se maraville y aplauda sorprendido. Esto hace sentir muy bien al pequeño mago que siendo tal vez tímido, en ese momento es el centro de las miradas y aplausos.
Facilitarle materiales y fomentarlo si le gusta/p>
Cuando un niño se interesa por este arte, así como por cualquier otro, es bueno ayudarlo y facilitarle los materiales que pueden usar. Por lo general estos materiales son sencillos y fáciles de conseguir: mazos de cartas, cuerdas, pañuelos, globos y otros elementos cotidianos. Se pueden encontrar en plaza, kits en cajas de materiales para pequeños magos que ya vienen con las instrucciones para que puedan realizar los trucos. Por eso por lo general este gusto aparece a las edades mencionadas, pues el pequeño ya puede leer y entender instrucciones básicas, como crear, o reinventar otros trucos. En algunos países existen escuelas de magia para estos potenciales magos que se deslumbran por el maravilloso mundo del misterio y la prestidigitación.
Éstas han ido en aumento desde que Harry Potter se adueñó del mundo mágico de los niños y de los no tan niños. Ha habido un reverdecer de éste arte que sacudió mundialmente la fantasía y el fabuloso arte de la varita mágica. Ahora, queridos padres, una advertencia: deberán atenerse a las consecuencias y no sorprenderse si desaparecen del armario tal vez caramelos comprados el día anterior, seguramente (nada por aquí, nada por allá), algún duendecito de la familia se los devoró, como por arte de magia…