Los tiempos cambiaron y el comportamiento de los adolescentes también. Ahora es frecuente que se reúnan en casas o espacios públicos antes de salir a bailar, denominando a ese momento “La previa”. Estas reuniones no tienen nada de malo, sino por el hecho que es frecuente que durante las mismas consuman alcohol, buscando estar “entonados” o “desinhibidos” en el momento de la salida. Para conocer sobre este tema entrevistamos a Gabriel Rossi, psiquiatra de niños y adolescentes quien junto a Miguel Carbajal Arregui y Allen Bottrill -ambos psicólogos educacionales- presentó recientemente: “La previa. El consumo de alcohol entre los adolescentes” de Editorial Aguilar Santillana.  



El alcohol es una droga legal para los mayores de 18 años, pero muchísimos jóvenes menores de esa edad, acceden fácilmente. A su vez, es la droga de mayor incidencia en esa etapa. También consumen bebidas energizantes que, si bien son legales, a la larga y en exceso, pueden generar dificultades. Las bebidas energizantes son bebidas gasificadas que contienen cafeína, taurina, glucosa, vitaminas, saborizantes y colorantes y lo que hacen es cambiar el efecto depresor del alcohol por la estimulación. 

Es preocupante que hoy no se intoxican por accidente, sino que la mayoría de las veces buscan ese resultado. Por esta razón, es que el presente de los adolescentes corre riesgos. Gabriel Rossi menciona que el Observatorio Uruguayo de Drogas plantea cifras muy preocupantes con respecto a la intoxicación: “en la última encuesta señalaron que uno de cada tres adolescentes en la rama de educación secundaria había tenido un episodio de intoxicación alcohólica en los últimos quince días. O sea que prácticamente el 33% de los adolescentes (de todo el país y tanto en ámbitos públicos como privados) han consumido hasta intoxicarse en los últimos quince días. Es una cifra que realmente preocupa y que además incide en el desarrollo madurativo del cerebro”.  

¿Es posible relacionarse con el alcohol de otra manera? “Absolutamente” señala el psiquiatra Gabriel Rossi. “No necesariamente el relacionarse con el alcohol es no consumir, puede serlo, pero no necesariamente. Pensamos en empezar el consumo más tarde y no necesariamente buscar la intoxicación como una forma de trampear el relacionamiento, no estar intoxicado o borracho para recién ahí recién llegar a divertirse, estas claves son las que hay que poder cuestionar y revertir”.   Rossi explica que algo que deben tener claro los mayores es que, para los menores, no existe consumo sin riesgo.

Los padres deben ser firmes con los límites y no pueden comportarse como si fueran amigos o compañeros de sus hijos. Los adolescentes no tienen todo claro como aparentan. Si bien los padres deben mostrar confianza, deben acompañar muy especialmente esta etapa de crecimiento.  

Los estudios indican que los jóvenes no son conscientes de los riesgos que el alcohol implica y que además de tomar de más, hacen lo que se llama “poli-consumo”, es decir, mezclan bebidas alcohólicas y por lo general las destiladas que tienen mayor concentración de alcohol. Como señala Gabriel Rossi, “la percepción de riesgo en los adolescentes es muy baja en cuanto al tema del alcohol. La cerveza está visualizada como una bebida que es muy suave y que no genera problemas cuando también  tiene alcohol. Si bien tiene una proporción menor, como toman grandes cantidades, equiparan el consumo. También hoy se está consumiendo mucha bebida destilada como el vodka”. 

Entre los riesgos que el consumo de alcohol puede generar se encuentran: los accidentes, el bloqueo temporal de la plasticidad del cerebro, el apagón de la memoria “blackouts” y la violencia. Con respecto a los accidentes, si bien se puede manejar autos y otros vehículos a partir de los 18 años, desde los 16 pueden manejar ciclomotores, por lo que el consumo de alcohol puede afectar a los adolescentes que manejan. Pero no solo a ellos, sino también a los peatones. Los riesgos que corren son debido a que el alcohol modifica la capacidad visual y auditiva, modifica el comportamiento y también disminuye la coordinación del movimiento y los reflejos. Por otro lado, los adolescentes están en constante desarrollo y crecimiento, y el alcohol puede afectar bloqueando temporalmente la plasticidad del cerebro. Se da, por ejemplo, cuando no recuerdan lo que pasó en la noche que consumieron alcohol o cuando tienen dificultades de aprendizaje, dificultades con la memoria o en la elaboración de trabajos (generalmente al otro día del consumo de alcohol). También puede generar que se desinhiban elementos relacionados a la agresión (no todos lo presentan, sólo los que tienen predisposición a la misma). Muchas veces se ve en salidas nocturnas cruces, discusiones, peleas. 

También es importante mencionar que el consumo de alcohol afecta especialmente a las mujeres ya que por características biológicas el mismo consumo de alcohol tiene un mayor impacto (alcanzan un nivel de alcoholemia  mayor que lo varones).  

Por eso es importante poder generar conciencia, psicoeducación y que los jóvenes entiendan que no necesariamente todo lo que  les ofrecen hay que consumirlo.        

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Recomendaciones:

Creer que podemos vivir en un mundo sin drogas es una fantasía. Por eso Rossi señala que  “hay que tratar de convivir con estas sustancias y no ser destruidos por estas sustancias”. 

Tanto los padres como las instituciones educativas deben trabajar para prevenir el consumo y para acompañar a los adolescentes que ya consumen. Es decir, intentar postergar la edad de inicio del consumo y evitar la intoxicación en los que ya consumen. Es decir, los adolescentes necesitan tanto de la educación de la familia como de la educación de la institución educativa, por lo tanto, es importante que no se deleguen responsabilidades. El trabajo con los adolescentes no debe ser solamente informativo sino también formativo y se puede observar una insuficiencia en este aspecto en nuestro país. Así como se debe tratar la educación sexual y la orientación vocacional, también es de extrema importancia que se traten los riesgos del consumo de alcohol entre los adolescentes tanto en las casas como en las instituciones.

“En La previa, que es un libro dedicado a padres y a docentes, analizamos el tema del impacto del consumo en los adolescentes a todo nivel: neurobiológico, social y la relación que los adolescentes establecen con la diversión, con el tiempo libre y el consumo de alcohol. Está dividido en dos partes, en la segunda incluye técnicas que se pueden aplicar en las aulas”. 

Por otra parte, está comprobado que es falso que es conveniente que los hijos consuman en sus casas. Como afirman en “La previa”, con  frecuencia se escucha decir “Yo prefiero que tomen en casa a que tomen afuera, por eso le digo a mi hijo que pruebe en casa”. Con esta preferencia de los padres, lo que muchas veces logran es que inicien el consumo antes y sigan consumiendo en otros lugares buscando la intoxicación. Un estudio realizado en Reino Unido indica que tanto la familia como los amigos son fuertes modelos para el comportamiento de los adolescentes, por lo que la educación de los padres es de extrema importancia. 

A los padres:     

Es importante que siempre acompañen a sus hijos, pongan reglas y límites adecuados y no crean que porque son adolescentes ya no los necesitan. Deben abrirse con sus hijos: hablar con ellos y permitir que cuenten sus cosas, sin juzgarlos. Intentar hablar sobre los temas “tabú”  buscando espacios y momentos adecuados para ello.  Aún en la adolescencia deben  estimular la autoestima de sus hijos (jamás burlarse ni compararlos con otros, ya que todos cometemos errores) y fomentar su autonomía. Es muy aconsejable relacionarse con los padres de los amigos de los hijos y lograr acuerdos sobre diversos temas como las fiestas en las casas, el transporte a las fiestas, y otras actividades que realizan los adolescentes. El momento para comenzar a hacerlo es ahora.

¿Qué hacer ante un adolescente intoxicado? 

A diferencia de lo que sostiene la “sabiduría” popular, no es aconsejable provocarle el vómito, darle café ni duchas frías. Se recomienda llevarlo a un sector tranquilo e iluminado y acompañarlo permanentemente, mostrando respeto y paciencia. Se debe consultar lo que consumió y si tuvo algún enfrentamiento con violencia. También es importante que esté abrigado (es un mito que el alcohol sirve para combatir el frío). Si se duerme, deberán acostarlo de costado para evitar que trague un posible vómito. Si el adolescente presenta un cuadro preocupante, es importante que consulten a un médico.       

Algunos datos: 

Existen dos tipos de bebidas alcohólicas: las fermentadas y las destiladas. Las bebidas fermentadas son las que se obtienen con la fermentación de levaduras que convierten los azúcares vegetales en alcohol. Las destiladas son las que se obtienen mediante un proceso realizado por el hombre, logrando una mayor concentración de alcohol (Por ejemplo vodka,  caña, ron, whisky y grappa). Los dos tipos de bebidas contienen alcohol etílico o etanol, que aporta valor energético pero no nutritivo.  

En el caso del etanol, el nivel máximo de alcohol en sangre se alcanza entre 30 y 60 minutos después de consumido. Al ser un depresor del sistema nervioso central, adormece el funcionamiento del cerebro. 

Imagen: www.morguefile.com 

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