Las grasas son nutrientes que se encuentran en los alimentos y que el cuerpo utiliza para producir tejido nervioso y hormonas y como combustible.

Si no se queman en forma de energía ni se utilizan como bloques básicos, se almacenan en el cuerpo en las células adiposas (el cuerpo se prepara para épocas en las que el alimento podría escasear). Le dan sabor y textura a los alimentos y ayudan a la absorción de vitaminas. Es importante en una dieta saludable. Los niños deben comer los tipos y cantidades recomendadas para el crecimiento y desarrollo.

Están las grasas no saturadas (monoinsaturadas, poliinsaturadas, ácidos grasos omega-3) que se encuentran en las plantas y los peces. Se consideran neutrales o incluso beneficiosas para la salud coronaria. También están las grasas saturadas presentes en la carne y otros productos animales, en el aceite de palma y de coco. Por último están las grasas trans presentes en la margarina, los snacks y productos horneados comerciales y en algunos alimentos fritos a nivel comercial. Las grasas saturadas y las trans pueden incrementar el nivel de colesterol en la sangre y aumentar el riesgo de sufrir enfermedades coronarias. Las etiquetas pueden decir: bajo contenido de grasas, contenido reducido de grasas, light, dietético o sin grasa. Los señalados con contenido reducido de grasa y light o dietéticos son algo engañosos porque pueden tener un alto contenido de grasas. Además, no siempre dicen todo.

La dieta de un niño debe incluir grasas. En los niños pequeños la grasa desempeña un papel importante en el desarrollo del cerebro y en el caso de niños menores de dos años, no se debe restringir la ingesta de grasa. Los niños de entre 1 y 3 años deben tener una dieta variada y aproximadamente entre el 30% y el 50% de las calorías deben provenir de las grasas. Entre los 4 y los 18 años, entre el 25% y el 35% de las calorías. El exceso de grasas en la dieta de un niño puede derivar en el aumento del peso. Los que llegan a la adultez con exceso tienen más riesgos de padecer enfermedades coronarias, presión arterial elevada y diabetes.

Consejos: servir alimentos saludables, bajos en grasas. Elegir grasas no saturadas más saludables al cocinar y reducir la cantidad que se utiliza. Cuando se cocine carne, pescado o aves, asarlos o rostizarlos en una parrilla (permite que la grasa se elimine y se reducen las calorías). Preparar los almuerzos escolares y las comidas en lugar de acudir a restaurantes o confiar en que el niño realizará elecciones saludables en la cantina. Cuando se sale a comer afuera, ayudar al niño a elegir alimentos equilibrados que no incluyan grandes cantidades de grasas.

Fuente: Kidshealth.org

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