Durante las vacaciones de Semana Santa, con las actividades de los niños al aire libre y la realización de campamentos aumenta la incidencia de picaduras por insectos.
En la proximidad a depósitos de agua, o recipientes que acumulan agua de lluvia (como cubiertas de auto), puede crecer una variedad especial de mosquitos, el aedes aegypti (variedad silvestre y urbana), vector de la enfermedad de dengue y fiebre amarilla.
Aunque dichas enfermedades aún no existen en nuestro país, deben prevenirse porque existe el vector, y existen personas infectadas en países vecinos.
La prevención de la enfermedad consiste en evitar el crecimiento del mosquito en los depósitos de agua.
Los mosquitos
Las picaduras de mosquitos son las más frecuentes y no suelen ser graves sino molestas. Sin embargo en ocasiones pueden ocasionar trastornos más graves, si el niño es alérgico, o si la picadura es en la cara.
Cuando asienta cerca de los ojos puede producir edema periorbitario que llega a dificultar la apertura de los párpados durante varios días. En la boca, garganta o nariz, el edema puede comprometer el flujo de aire a los pulmones. En otras zonas del cuerpo, el insecto al picar succiona una gota de sangre de los capilares y causa una reacción inflamatoria de tipo alérgico, con elevación y enrojecimiento local, llamada máculo-pápula.
Estas lesiones causan intensa picazón, y si se rascan pueden secundariamente infectarse con una bacteria agregada. La complicación más grave puede ocurrir si se padezca una enfermedad alérgica de base, que lleve a una reacción no sólo local sino sistémica, general, reconocida como crisis anafiláctica, con caída de la presión arterial y dificultad respiratoria.
Otros insectos:
Las lesiones causadas por abejas y avispas, igual que producidas por hormigas rojas, además de picazón causan dolor. Igual que ocurre con los mosquitos, lo más importante puede ser la reacción alérgica general, desencadenada en casos de niños susceptibles.
En estos casos puede ocurrir la grave crisis anafiláctica, que exige tratamiento inmediato. Las hormigas rojas suelen picar varias veces en los pies y piernas de niños que se encuentran descalzos en el campo. Se comprueba hinchazón (edema inflamatorio) en el dorso del pie y en las plantas. Igualmente se pueden infectar sobre lesiones de rascado.
Las picaduras de arañas pueden causar lesiones más graves, pero en la mayoría de los casos suelen ser banales. En el caso de comprobar que la reacción local aumenta en intensidad, debe trasladarse al niño al centro asistencial, en lo posible con el insecto que lo ha picado, para poder identificarlo.
Síntomas:
Cuando la reacción local es importante es menos probable que se acompañe de alteraciones alérgicas generales, más graves, como la anafilaxia.
Afortunadamente en la mayoría de los casos, la reacción alérgica suele concentrarse en la zona de la picadura, con enrojecimiento, tumefacción, prurito, ardor, entumecimiento, y en ocasiones pequeñas hemorragias.
Los síntomas que indican una reacción alérgica generalizada son la tos, con cosquilleo de garganta, opresión en el pecho, silbido al respirar, náuseas o vómitos, mareo o desmayo, sudoración, ansiedad y picazón a distancia de la picadura.
Manejo de la situación:
Las lesiones locales suelen ser banales. Suele alcanzar con lavar la zona con un desinfectante yodado y cortar las uñas para evitar lesiones de rascado agregadas.
Es preciso tranquilizar al niño, hablándole serenamente. Si la picadura fuese de avispa o abeja, debe quitarse el aguijón raspando suavemente con un objeto de filo romo, como un cuchillo o una tarjeta de crédito.
Es preferible no usar pinzas porque al pinzar puede liberarse más veneno. Luego se aplica una bolsa de hielo envuelta en lienzo, colocándola cada 10 minutos durante una hora. Puede aplicarse una crema local con antihistamínicos o corticoides, y se usan analgésicos orales si existe dolor.
El médico puede indicar antihistamínicos orales o inyectables. Si la picadura fuese en la boca, nariz o garganta, o si el niño presentase signos de anafilaxia, deberá consultarse al médico inmediatamente. Si el niño tuviese un terreno alérgico conocido debe prevenirse especialmente la picadura y la reacción anafiláctica. En estos casos se recomienda contar con una o dos ampollas de epinefrina, y saber administrarla, mientras llega el médico.
Las lesiones locales leves deben observarse durante las horas siguientes para descartar agravamientos. Los días siguientes se supervisarán posibles lesiones de rascado e infección.