Empiezan aproximadamente al año y medio y terminan a los cuatro años. Si a los cinco o seis años continúan, puede haber un problema emocional y se debe consultar con un especialista.
Hay que distinguir entre capricho y rabieta o berrinche:
- Cuando el niño tiene un capricho, hace una escena porque sabe que el padre sucumbe, entonces se calma cuando consigue lo que quiere.
- Cuando el niño tiene un berrinche o rabieta, tiene un ataque, hay descontrol y no lo hace con intención. En estos casos los padres no pueden hablar porque el niño no escucha, hay una desconexión padres-hijo. Hay que tener cuidado porque el niño se puede auto-herir, herir a los demás, romper objetos, etc.
¿Cómo enfrentar la famosa edad de las rabietas?
- Mantener la atención.
- No hablar. Pueden darle un objeto que no se rompa (como un almohadón) para que pueda sacar la rabia.
- Sostener y contener desde lo emocional y corporal.
Fuente: Entrevista a la Psic. Fanny Berger