Los más pequeños todavía no tienen un sistema inmune preparado para defenderse de los invasores. Por ello, la vuelta al ”cole” va siempre acompañada de las infecciones frecuentes en la infancia.

Las escuelas pueden ser caldos de cultivo de bacterias, virus y otros micro-organismos que se extienden de forma asombrosa, sobre todo entre los que están en los primeros años de colegio. La situación no es muy distinta en otros lugares cerrados en los que hay adultos. 

La diferencia está en que los mas pequeños son mucho más vulnerables a las infecciones porque su sistema inmune todavía no ha tenido tiempo de aprender a defenderse mejor.

No obstante, la enfermedad infantil acaba afectando a la vida de toda la familia, sobre todo cuando tanto el padre como la madre trabajan fuera de casa.

Consejos para la prevención: 

Nos centraremos en las siete infecciones más frecuentes que pueden circular por el colegio, y que en la mayoría de los casos, se pueden controlar en casa. Tres puntos básicos hay que tener en cuenta para prevenirlas o tratarlas:

1 – El primero de ellos es la Regla de Oro y también la más sencilla. 

2 – El Segundo paso es no olvidar que los antibióticos sólo sirven para curar ciertas infecciones causadas por bacterias, y no para los resfriados, ni la gripe, que son causados por virus.

3 – No dar nunca Aspirina a los niños para aliviar la fiebre o el dolor. Puede provocar una enfermedad muy grave llamada síndrome de Reye.

A pesar de poner todo el cuidado, es muy probable que su hijo o hija no se escape de alguna de estas siete infecciones. Esté atento a los síntomas: 

Las siete infecciones más comunes: 

VARICELA: Comienzan a aparecer unos puntos rojos – son pequeñas ampollas o vesículas que pican y que, a la larga, se secan, y forman costras. Esta enfermedad es producida por el virus de la varicela – zóster. Se transmiten por vía aérea o contacto directo. Es cotagiosa desde unas 24 horas antes de la aparición de las vesículas hasta que éstas han desaparecido. Normalmente, la comezón empieza en la cabeza y la espalda y se extiende, más tarde, al resto del cuerpo. 

Las ampollas siguen apareciendo durante cuatro o cinco días y se convierten en pequeñas costras al cabo de una semana. Si el niño se rasca antes de que cicatricen, se pueden infectar y convertirse en heridas pequeñas que pueden dejar marcas. Normalmente, suele aparecer fiebre leve uno o dos días antes de que aparezca la erupción. Otros síntomas de la varicela son escalofríos, pérdida de apetito, mareos y dolor de cabeza.

QUÉ HACER: No deje que su niño se rasque, y, por si acaso, mantenga sus uñas muy cortas. Para aliviar un poco la comezón, puede darle baños frecuentes de avena. El acetaminofeno, o paracetamol, en las dosis adecuadas según la edad del pequeño, puede reducir las molestias y la fiebre. Si la fiebre continúa más de cuatro días o pasa de 40°C consulte a su pediatra.

También ha de avisarle si la erupción se pone demasiado roja, caliente o sensible, ya que puede tratarse de una infección por bacterias, para la cual se necesita otro tratamiento.

En el peor de los casos la varicela puede ocasionar infecciones secundarias en el cerebro o pulmones si no se trata rápidamente. El niño debe quedarse en casa hasta que todas las vesículas hayan desaparecido.

CÓMO PREVENIR: Existe una vacuna para la varicela, cuya eficacia, según todos los estudios y la experiencia clínica, es de más de 90% para prevenir la enfermedad y superior al 95% para prevenir la forma más grave. 

En España se producen anualmente unos 400.000 casos de varicela, con más de 1.000 hospitalizaciones, solo está indicada para uso hospitalario en niños con serias deficiencias inmunológicas. Más del 90% de los casos afecta a menores de 10 años.

RESFRIADO COMÚN: Estornudos, mocos, dolor de garganta, tos fiebre, cansancio, irritabilidad, son síntomas que ponen en guardía a cualquier padre. Desgraciadamente, cuando se detectan, el virus ya se ha instalado cómodamente en la parte superior del aparato respiratorio del pequeño y no queda más remedio que esperar lo 10 o 15 días que tarda en curarse solo.

Es, probablemente, la infección más frecuente en escolares, y puede ser causada por distintos virus. Son tantos y tan distintos, que es imposible desarrollar la inmunidad contra ellos. Por eso, algunos parecen empalmar los resfríados y dan la sensación de estar siempre enfermos.

QUÉ HACER: No hay tratamiento para los resfriados. La mejor forma de afrontarlo consiste en hacer que el niño duerma más de lo habitual y que tome muchos líquidos. Recuerde que los antibióticos no sirven para nada en este caso, y que los medicamentos para el resfriado no acelerán la curación, aunque pueden aliviar el malestar. Humidificar el aire puede ayudar a despejar la nariz. Es conveniente que acuda al médico si su hijo no se recupera en 10 o 15 días, si tiene fiebre alta durante más de tres, si le cuesta respirar o si desarrolla una infección de oído.

CÓMO PREVENIR: Estos virus pueden seguir activos durante varias horas en una superficie y cualquiera puede contraerlos si toca ese lugar. Si despúes se lleva la mano a la boca, a la nariz o a los ojos, la infección es inmediata. Así que la mejor manera de prevenir los resfriados es enseñar a los pequeños a que se cubran la boca y la nariz cuando tosan o estornuden, que se laven la manos a menudo y que no compartan los cubiertos, vasos ni las toallas con sus compañeros de clase.

Además hay que lavar las superficies que estén en contacto con las personas resfriadas.

CONJUNTIVITIS: Ojos enrojecidos, visión borrosa? Es muy contagiosa. La conjuntivitis más común entre escolares es la causada por una infección bacteriana. En este caso, se desprende de los ojos un líquido amarillento que , cuando se seca, pega los párpados.

Lo más frecuente es que el niño desarrolle conjuntivitis entre dos y siete días despúes de haber contraido los gérmenes con las manos y haberse frotado los ojos con ellas.

QUÉ HACER: Existen preparados eficaces de gotas antibióticos. Despúes de 24 horas de tomarlas, la conjuntivitis deja de ser contagiosa, pero no olvide continuar con el tratamiento hasta el final. Utilice una compresa humedecida con agua tibia para limpiar el ojo afectado. En cuanto sepa con certeza que su hijo tiene conjuntivitis, cambie diariamente su ropa, su toalla y la funda de su almohada.

CÓMO PREVENIR: Enseñele a su pequeño a lavarse las manos frecuentemente y a no frotarse los ojos.

GASTROENTERITIS: Diarrea, vómitos, náuseas, fiebre y pinchazos en el abdomen.

QUE HACER: Haga lo posible para que su hijo descanse durante unas horas sin ingerir nada. Cuando paren las náuseas y los vómitos, puede darle algún líquido. Y, cuando haya pasado de seis a ocho horas sin vomitar, algo más sólido (arroz, pollo, pan). Durante unos días evite que su hijo coma productos lácteos, comida muy condimentada o grasa. Contactese con su médico si nota que su hijo está anormalmente adormilado, vomita sangre, tiene diarrea sangrienta o está deshidratado. Los signos de a deshidratación son: boca seca, mucha sed, ojos hundidos y llorar sin lágrimas.

CÓMO PREVENIR: Lavarse las manos frecuentemente, sobre todo despúes de ir al aseo. Enseñe a su hijo a hacer lo mismo. Manipule la comida con precaución, cocine los alimentos el tiempo requerido y guarde inmediatamente en la heladera los que necesiten estar refrigerados.

MONONUCLEOSIS: La produce el virus Epstein Barr y es más común en adolescentes que en niños pequeños.

Sin embargo, también puede afectar a éstos y, cuando esto ocurre, suele ser más leve y no se reconoce fácilmente. Los síntomas son fiebre, fatiga, dolor de cabeza y nódulos linfáticos inflamados y duran del orden de una o dos semanas (la fatiga puede durar mucho más).

QUÉ HACER: El diagnóstico depende de una prueba sanguínea y de un reconocimiento del médico. No hay tratamiento para la mononucleosis y la mayoría de pacientes se recupera sin problemas, aunque puede haber complicaciones.

CÓMO PREVENIR: Esta infección se transmite por las secreciones respiratorias, sobre todo por la saliva, por eso se le suele llamar la enfermedad del beso.

FARINGITIS: Al niño le duele al tragar, tiene fiebre, dolor de cabeza, las amígdalas inflamadas y la parte trasera de la garganta está roja con puntos blancos de pus. No tiene apetito y ha perdido energía. La forma más común, típica de niños de más de tres años de edad, es causada por la bacteria Streptococcus, aunque puede estar también causada por virus. Los síntomas son muy parecidos en ambos casos.

QUÉ HACER: Sólo el médico podrá diferenciar si se trata de una infección por bacteria o si es por virus. En el primer caso, se trata fácilmente con antibióticos, pero si el causante es un virus, no queda más remedio que esperar a que la garganta se limpie sola. Las infecciones virales de la garganta suelen mejorar sin tratamiento al cabo de dos o tres días.

Se cree que Streptococcus, es capaz de sobrevivir en el cepillo de dientes, así que se debería considerar cambiarlo despúes de sufrir una infección. Para suavizar los síntomas de su hijo, puede darle algún analgésico que le indique su pediatra y mucho líquido. Antes de que el niño vuelva al colegio, asegúrese de que ha tomado los antibióticos por lo menos durante 24 horas y de que ya no tiene fiebre.

CÓMO PREVENIR: Enseñe a su hijo a no compartir vasos, cubiertos, servilletas o toallas.

PIOJOS: Incluso en las familias más higiénicas y aunque el pelo se lave muy a menudo, los piojos son un problema común en los más pequeños. Sólo infectan a los humanos y se transmiten por contacto directo con una persona que los lleve en la cabeza o por utilizar sus pertenencias (sombrero, peine, cepillo, etc.). El síntoma más típico es picazón. Cuando vea que su niño se rasca mucho la cabeza, compruebe si tiene huevos de piojo (liendres) en el pelo. Son blanquecinos y se adhieren fuertemente al pelo.

QUÉ HACER: Utilice algún champú anti – piojos y siga cuidadosamente las instrucciones de uso. 

Humedezca el cuero cabelludo del pequeño con una solución compuesta de agua y vinagre blanco para que los huevos de este insecto se desprendan. Vigile que han desaparecido todos. Para facilitar la tarea, utilice un peine metálico de púas finas. Haga una comprobación una semana despúes repita el tratamiento si es necesario. Los piojos pueden vivir varios días en casa, fuera del cuerpo humano, de forma que es conveniente lavar diariamente las sábanas y la ropa con agua caliente, sumergir peines y cepillos en agua caliente durante 10 minutos, pasar la aspiradora para eliminar piojos y pelos con huevos que hayan podido quedar. Los que vivan en la misma casa, y también les pique la cabeza, deberían seguir el mismo tratamiento aunque no se vea ningún piojo en su pelo. 

La foto fue tomada de: www.morguefile.com 

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