Un cigarrillo encendido elimina miles de sustancias tóxicas. No es exagerado decir que cuando la embarazada fuma, el bebé también lo hace.
A través de la placenta le llegan las sustancias necesarias para vivir pero también las nocivas. La sangre circula por los vasos sanguíneos que se estrechan bajo la influencia de la nicotina, llegándole menos nutrientes y oxígeno al bebé. De allí que estos niños sean de bajo peso al nacer, o nazcan antes de tiempo, ya que está comprobado que aumenta el riesgo de partos prematuros en las fumadoras.
Aunque todavía no existen estudios que lo corroboren, especialistas de la Universidad de Bristol, han relacionado el tabaquismo con la muerte súbita del lactante. Se piensa que fumar durante el embarazo puede dar alguna alteración que no se diagnostique en el momento del nacimiento pero que aparezca más tarde. Casi siempre la mujer embarazada, en sus primeras semanas, puede sentir asco por el cigarrillo. Si esto no sucediera sería conveniente que frente a la primer falta de la menstruación, tratara de comenzar a llevar una vida sana suprimiendo el consumo de aquellas sustancias tóxicas como el alcohol y el tabaco.
Si ve que se le hace difícil abandonar el vicio, deberá buscar apoyo!
Muchas veces es la pareja la que fuma, o los compañeros de trabajo. En estos casos deberán ponerse firmes haciendo respetar sus derechos como no fumadores. Cuidar la salud del hijo desde que esté en el tu es una de las primeras responsabilidades como madre. No hay que olvidarlo.