La llegada de un hermano o hermana a la familia generalmente causa conmoción en la vida de los hermanos que llegaron primero.
La reacción de estos dependerá seguramente de la edad que tengan, no serán iguales las reacciones de un niño de uno, dos o tres años, que las de aquel que tenga ocho o nueve. Esto es importante ya que en las diferentes etapas evolutivas nos encontramos con reacciones consideradas naturales, que no lo serían en otra etapa. Por ejemplo, cuando los niños tienen cinco, seis años o menos podemos encontrarnos con que vuelven a hablar como un bebé o quieren que los levanten a upa, se chupan el dedo; en niños mas grandes podemos notar que no quieren bañarse, se ponen más quisquillosos con la comida, e incluso pueden llegar a decirnos que no los queremos, las reacciones pueden ser muy variadas.
Todas estas conductas pueden llegar agudizarse si son hijos únicos, donde de “golpe y porrazo” ya no tienen toda la atención de la familia como la tenían antes, ya no son los chiquitos de mamá y papá, ha llegado un ser pequeñito e indefenso en el que todas las miradas se posan. Sin embargo estas conductas son esperables también en niños que ya tienen hermanos.
Pero pensemos juntos en lo que sucede cuando llega un bebé…solo los niños se ven afectados?
En realidad genera un cambio en el funcionamiento de toda la familia. Durante un tiempo el nuevo niño tiene toda la atención, de hecho esto también es natural, siempre y cuando no nos olvidemos que hay otras personitas que necesitan de nuestros cuidados no solo en lo material sino en lo afectivo.
Muchas veces nos encontramos con padres y madres que nos preguntan ¿Cómo hago para que no tenga celos? Los celos son esperables y saludables en ciertos aspectos, y por ello mismo debemos cargarnos de paciencia…nunca desaparecen por completo. Son reacciones que tienen que ver con sentir que se los ha corrido de su lugar, ahora hay una persona mas que pasa a disputar el amor de sus padres, siendo este ser nuevo chiquito, arrugadito y que ni siquiera habla quien ocupa un lugar de privilegio.
Pero ¿Qué podemos hacer? Quizás demostrarle a nuestros hijos que los queremos igual que antes, tratar de explicarles de alguna forma que los cuidados para con su hermano son necesarios, que así cuidaron de él/ella cuando tenia su edad, hacer sentirlo participe del acontecimiento de la llegada de este hermano, proyectarlo en el futuro en las cosas que van a poder hacer juntos. Siempre teniendo claro que existen los límites y que ellos son saludables, tomar en cuenta los llamados de atención que hacen, ya que las conductas antes mencionadas son eso, un llamado de atención algo así como “no se olviden que estoy acá!!”.
Así como la llegada de un nuevo integrante afecta a toda la familia, desde el movimiento de la casa donde llegan parientes de todos lados o amigos, hasta los horarios para las comidas, así también lo sienten los niños, por eso es bueno entender por el momento que están pasando, esto nos ayuda a no enojarnos “tanto” y poder darle un sentido a esa situación que resulta bastante incomprensible para ellos, no son concientes de porque se sienten así o hacen lo que hacen, nosotros los adultos somos quienes de alguna forma podemos metabolizar esas conductas y devolverles la tranquilidad y seguridad de nuestro amor.
Sabemos que este suele ser un momento difícil para nosotros los papis, ya que se mezclan sentimientos, alegría por la llegada del bebé, cansancio por los requerimientos de éste, que se agregan a los requerimientos del funcionamiento de la casa, el trabajo y los niños más grandes que ya están.
Como todo en esto del viaje maravilloso y agotador de ser padres y madres no hay recetas mágicas, si hay otros tantos elementos que se alían con nosotros para poder estar atentos y tratar de entender lo que sucede, quizás no encontremos respuestas maravillosa pero el niño pude entender que en este viaje son compañeros de camino y que tratamos de hacer lo mejor para ellos.
Por eso estas líneas no intentan ser un recetario, sino un pequeño aporte para pensar juntos sobre estos acontecimientos que generan sentimientos encontrados. Intentar estar abiertos a la comprensión y reflexionar suelen ser herramientas que nos ayudan a no perder el rumbo.
Así que padres y madres, saquen sus conclusiones…
La foto fue tomada de: www.morguefile.com