Según la Universidad inglesa de Bristol, los niños que nacen en verano son más altos y más fuertes que el resto. Esta nota de Cromo nos explica cómo llegaron a la conclusión y qué es lo que los hace ser más altos.
Así lo afirma un estudio de la Universidad inglesa de Bristol, luego de seguir durante 18 años a 7.000 niños nacidos en la década de 1990
El responsable es el sol. A esta conclusión llegaron los investigadores de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, luego de realizar el seguimiento de unos 7.000 niños nacidos en la década de 1990.
Según concluyó el informe, los hijos de madres que estuvieron expuestas al sol durante los tres últimos meses de embarazo resultaron ser más altos al alcanzar la adolescencia que aquellos que nacieron en los meses más oscuros. En concreto, medio centímetro más que sus congéneres nacidos en invierno.
Como el estudio se llevó a cabo en el hemisferio norte, los meses de verano corresponden a agosto y setiembre.
Más altos y más fuertes
Según el estudio, este fenómeno se explica por los niveles más altos de vitamina D. La luz del sol sobre la piel ayuda a generar esta vitamina, que trabaja en conjunto con el calcio para el desarrollo de los huesos.
Luego de llevar un registro durante 18 años, los investigadores concluyeron que además de ser más altos quienes cumplen años en verano presentan huesos más fuertes.
Se supone que huesos más anchos son más fuertes y menos propensos a romperse debido a la osteoporosis en la vida adulta, por lo que cualquier cosa que afecte el desarrollo temprano de los huesos es significativo”
Los hijos de madres que estuvieron más expuestas a la luz solar presentaron cerca de 12,75 centímetros cuadrados más de hueso.
El profesor Jon Tobias, uno de los investigadores del proyecto, dijo entonces a el diario inglés Telegraph: “Se supone que huesos más anchos son más fuertes y menos propensos a romperse debido a la osteoporosis en la vida adulta, por lo que cualquier cosa que afecte el desarrollo temprano de los huesos es significativo”.
Por la misma razón recomendó a las mujeres embarazadas hablar con sus respectivos médicos a cerca de tomar sumplementos de vitamina D. La vocera de la investigación, Rally Watson, advirtió al mismo medio que sustituir los rayos del sol por la cama solar en el último trimestre del embarazo no es la solución, ya que son los rayos UVB los que ayudan a la producción de esta vitamina en el cuerpo y estas camas no los generan.
¿Notás la diferencia en tus hijos? ¿Será cierto?
Fuente:
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