Todos los niños -y aún los adultos- sienten miedo frente a situaciones desconocidas, así como también frente a los cambios. Necesitan ciertas señales de seguridad para sentirse nuevamente confiados.
Todo cambio de situación implica una amenaza y esto es lo que provoca miedo. Para superarlo el niño necesita primero adaptarse a la nueva situación para luego confiar en ella. Hay también objetos que dan miedo, el niño, con razón o sin ella, se siente en peligro.
La actitud de los padres y del medio que lo rodea influyen en la serenidad con que se enfrenta el peligro. La sensibilidad de los padres con respecto a las señales de su hijo lo proveen de seguridad con respecto a sí mismo y al mundo. Recordemos que los miedos, a toda edad, se magnifican si uno se siente solo.
Tomemos un ejemplo por demás común. Las pesadillas. La mayoría de los niños atraviesan por una etapa pasajera de pesadillas. El niño se despierta en medio de la noche y grita horrorizado. Los padres deberán atenderlo y devolverlo a la seguridad ambiental que le permita seguir durmiendo. Durante el día sería bueno dialogar con él sobre el episodio y contarle que los sueños son como "dibujitos" y que no le pueden hacer daño.
No olvidemos que la oscuridad es de por sí "extraña", asusta. La oscuridad permite que la imaginación ponga allí donde no se ve la explicación a muchas cosas que no se saben, que no se ven, a lo que se tiene miedo. Pero cuidado…esto puede volverse un chantaje, "tengo miedo, quedate conmigo…." El propio desarrollo del niño lo enfrenta cada día con situaciones nuevas y con cambios permanentes, en sí mismo y en el mundo que lo rodea, esto genera ansiedades y miedos.
Estos miedos van siendo derrotados por la seguridad paulatina que va adquiriendo al sentirse cuidado y más adelante al sentir que "puede cuidarse a sí mismo". Como adultos debemos reconocer que no podemos evitarles estos cambios, no podemos evitarles los temores propios del crecer, pero que sí podemos estar acompañando estos descubrimientos de modo tal que el ambiente resulte un amigo afectuoso y no hostil.
Vemos que es propio a los seres humanos , falsear las cosas, o sea mentir como una forma de defensa a revelar cierto hecho.
A veces la persona es llevada a mentir por razones de conveniencia, de temor o vergüenza.
Existen relaciones que funcionan en base a mentiras y ocultamientos que sostienen un aparente equilibrio por temor a no tolerar las consecuencias de revelar las motivaciones encubiertas.
En los niños, a diferencia de los adultos, la mentira tiene otra significación.
Mentir forma parte de una etapa del crecimiento y para que no sea tan frustrante para los padres es importante entender algunas cosas.
Debe el niño ser castigado? ¿Bastará con un rezongo? ¿Hasta qué edad será normal que diga alguna que otra mentira? Estas y muchas otras interrogantes son comunes entre los padres
Lo importante es saber que toma un buen tiempo , tal vez años, explicándole, para que un niño comprenda lo que es una mentira sin trascendencia, una mala e inclusive, para que entienda el significado y la importancia de la honestidad. ¿Cuándo y por qué los niños mienten y cuáles son las mejores estrategias para lidiar con la decepción?
Los niños de 2 a 4 años
A esa edad la mayoría de lo niños tienen una imaginación muy grande y fantasean mucho. Si tu hijo te habla de seres sobrenaturales que ha visto, no te está mintiendo. Debes tener presente que a esas edad les cuesta diferenciar la realidad de lo que no existe y también distinguir los sueños de las vivencias, así como distinguir los sueños de la realidad.
A veces mienten para evitar un castigo, como cuando dejan un gran desorden y pueden culpar a un amigo imaginario o real, tal vez un hermano.
Los padres deben disciplinar a sus hijos, por ejemplo si le pegan a otro niño, le debes hablar y decirle que tu lo has visto, pero castigarlo por haber mentido no tiene sentido, incluso puede ser contraproducente. Tampoco puedes hablarle sobre la honestidad, porque es un concepto muy abstracto que él no podrá entender.
Ahora bien, si lo que te preocupa es que invente fantásticas historias, eso desarrolla su imaginación, eso sí cuida que sean inofensivas para su integridad y la de los que lo rodean, el chiquito debe saber que la gente no puede volar, que es peligroso prender fuego, etc
Los niños de 5 a 7 años
Al llegar a esta edad los niños ya entienden que una mentira los puede liberar de un rezongo o un castigo. A esta edad ya saben discernir que mentira puede ser creíble para sus padres y sus maestros .
Una manera de enseñarle valores importantes, es siendo completamente honestos con él. Explicarle que la verdad es un elemento necesario en las relaciones afectivas. Pero si tu hijo te escucha decirle a tu suegra cuánto te gustó la cartera que te regaló en tu cumpleaños
– cuando en verdad no la has usado nunca- puede que le estés diciendo, indirectamente, que mentir es aceptable. Y lo más seguro es que el niño no pueda entender que algunas mentiras se pueden decir mientras que otras no.
Tú tendrás que explicarle que, algunas veces, una pequeña mentira puede evitar herir los sentimientos de los demás. Si a tu pequeño lo invitan a una fiesta de un compañero que no le cae muy bien, hazle saber que decir que va a estar ocupado es una mentira, pero que no herirá los sentimientos del otro niño. Esto le ayudará a ver las cosas desde el punto de vista de los demás.
Al mismo tiempo, debes hacerle entender que mentir no es aceptable, si lo hace para esconder algo malo que haya hecho. Muchas veces tendrás que verificar si ha hecho o no las cosas que dice haber hecho (como por ejemplo si se lavó los dientes). En caso que te haya mentido, lo importante es no centrarse en las palabras fuertes o en el castigo, sino en que haga lo que debe hacer. Aunque si el niño hace algo grave y miente al respecto, y consideras que amerita ser castigado, es importante que le hagas saber que el castigo es por lo que hizo y por haber mentido al respecto.
Es importante crear un vínculo tal con los padres como para que en niño sepa que puede tener confianza en ellos, que aunque lo reprendan o castiguen la intención es educativa. Que a veces es preferible recibir un rezongo pero saber que cuentan con sus padres siempre para ayudarle a resolver sus problemas. En ocasiones puede tener problemas con sus compañeros de juego o escuela, incluso con adultos o familiares que no puede resolver solo, es bueno que se anime a comentarlos para que los padres vean la mejor forma de intervenir.
¿Cuándo debemos estar alerta?
- Si los miedos son muy frecuentes
- Si se manifiestan de forma muy intensa
- Si se acompañan de una timidez excesiva o por el contrario de una intensa agresividad
- Si notamos que ultimamente nuestro niño casi permanentemente tiene una visible carita de susto
Entonces pensaremos en lo que no anda bien. Tratando siempre de transmitir confianza pero a la vez sin dejarnos aterrar ni chantajear, de lo contrario allí será "nuestro miedo" el que aflore. En general la actitud solícita y comprensiva de los padres y del medio contribuye a que los miedos vayan "casi" desapareciendo. "Estamos acá, duérmete tranquilo", pueden ser palabras que ayuden más que acostarse junto al niño, pues la experiencia positiva lo ayuda a fortalecerse desde su interior, en cambio lo otro sería quizás, confirmar que sí puede ser peligroso dormir solo.