Los niños siempre fueron hábiles pero parece que hoy tienen más “armas” para manipularnos. La frase “todos tienen tal cosa y yo no” es habitual en las casas con niños.

Muchas veces los padres nos enfrentamos a este tipo de situaciones donde nuestros hijos nos piden de forma excesiva y nos cuesta darnos cuenta dónde está el límite y cómo decidir lo que es correcto darles y lo que no.
Es frecuente que algunos padres recuerden aquello que no tuvieron y que añoraban en su infancia, y que les de ganas de comprar algunos objetos porque hasta son deseables para ellos mismos. Pero con esta situación, no les enseñamos a esperar o ganarse las cosas. El día de mañana serán grandes y seguirán esperando que las cosas sean fáciles y vengan “de arriba”. Así tenemos jóvenes y adultos que no se esfuerzan para obtener las cosas. Esto se traduce en los trabajos también, donde a veces impera la ley del mínimo esfuerzo. Muchos empresarios hoy día se quejan de que muchos jóvenes no tienen conciencia laboral, y lo que implica la responsabilidad y tenacidad.

En esta era de tantos productos y acceso a tanta información, al niño le cuesta discernir qué cosas realmente quiere o necesita y cuáles le están siendo inducidas por diferentes mensajes. Darse cuenta si es un deseo propio ya le resulta complejo.

¿Deseo o necesidad?

Los padres debemos ayudar a los chicos a distinguir una necesidad de un deseo. Los deseos pueden ser insatisfechos y no va a pasarles nada por eso. Las necesidades son aquellas cosas que verdaderamente necesitan y están las más básicas, como alimento y abrigo así como educación, cobijo, afecto.
Coincido con varios de mis colegas en que no hay que satisfacer todos los deseos, porque la vida los va a frustrar después y por lo tanto el ser nosotros quienes lo hacemos primero, es una forma de enseñarles y prepararlos para el mundo que los espera afuera.

Armarse de paciencia

Otro factor importante es que sepan tener paciencia y no generar ansiedad por comprar en forma compulsiva. A veces es bueno decirles que entendemos lo que desean, pero que vamos a esperar una semana más o un mes más para estar seguros que es eso y no otra cosa, porque muchas veces cambian al otro día cuando ven otro juguete o accesorio. O mirar el mismo juguete en más de un lugar, comparar precios, etc. Siempre deja alguna enseñanza el no comprar de forma inmediata.
Un chico que no aprende a superar las frustraciones, será un adolescente que intentará escapar a éstas mediante drogas, alcohol o cualquier otro tipo de adicción.

Saber administrar

Cuando ya son un poquito más grandes, darles mesada es una buena forma de que se empiecen a administrar y ellos también aporten para aquello que desean.
Muchas veces es una buena alternativa tratar de no comprarle determinado juguete y en cambio hacerlo con ellos. Recuerdo que cuando mi hija era chica quería un castillo de princesas que vimos en una tienda y en vez de comprarlo le propuse hacerlo juntas. Buscamos una caja de cartón de una lavadora y compramos papel imitación ladrillo y unas cartulinas de colores, cascola y lo hicimos. Jugó muchísimo con él y es de las experiencias que no olvida nunca.
Si caemos en comprar de forma indiscriminada tampoco le dan valor a las cosas. Caen en esa desidia de jugar un día con algo y luego no le dan más importancia porque ya quieren otra cosa y así sucesivamente, nada les alcanza. Y además lo quieren ya!
Y les va a costar aceptar la frustración cuando el día de mañana la vida no les de nada sin trabajo a cambio.

Aprender a decir NO

Hoy por hoy también entran en competencia con sus pares y argumentan que los demás tienen determinado juguete o aparato tecnológico y ellos no. Ante esto no debemos ceder, porque cada padre tiene su propio criterio sobre lo que considera importante para su hijo o no y no tienen por qué ser todos iguales. Uno tiene que tener criterios propios sobre estos temas y explicarle a los niños por qué no lo vamos a cambiar. No se puede obtener todo, es normal que nos guste, pero no implica que vamos a tener siempre aquello que queremos.

Mantenerse firmes, no ceder porque sino le estamos reafirmando la conducta de hacer berrinches para obtener algo. Lo importante es que el niño aprenda a negociar, esperar y también que acepte la autoridad.

Todas las conductas que sembramos en nuestros hijos, será la cosecha con que contarán el día de mañana al enfrentarse a la vida. Si sembramos bien, van a tener un puzzle de herramientas para sentir que la vida es algo disfrutable y que vale la pena, con o sin comprar objetos materiales.

Por Ps Silvia Cardozo

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