Facebook, Instagram y otras redes sociales están llenas de fotos de niños, que sus padres publican allí para compartir su alegría con familiares, amigos y conocidos.
Pero, con frecuencia, los adultos no son concientes de algunos riesgos que conlleva el hecho de que las imágenes de sus hijos estén en Internet. Este artículo ofrece datos sobre esta huella digital, que para muchos pequeños comienza incluso antes de nacer, detalla algunos riesgos de compartir las instantáneas de los menores en la Red y ofrece consejos para gestionarlas.
Las redes sociales y las fotos
En la actualidad, las redes sociales están presentes en la vida de la mayoría de la gente. Sus usos son múltiples: mero entretenimiento, mantenerse en contacto con los seres queridos que viven lejos, acceder a noticias e información sobre ofertas y promociones, formar parte de grupos y comunidades, etc.
Facebook, Twitter, Tuenti, Instagram, Pinterest y otras son muy buenas herramientas si se les da el empleo adecuado.
Una de las prácticas más habituales en las redes es la de compartir fotos. Según un estudio publicado por la empresa Samsung en 2013, en España se comparten 5,7 millones de imágenes al día, es decir, más de 2.000 millones de fotos al año. Muchas de esas instantáneas son retratos de bebés y niños.
Por lo general, son fotografías subidas a la web por sus propios padres, que buscan compartir con sus seres queridos la alegría y el orgullo que sus pequeños les generan. Un fin positivo, pero no exento de riesgos.
Una huella digital desde antes de nacer.
Un episodio de la serie británica ‘Black Mirror’ fantasea con una posibilidad inquietante. En un futuro no demasiado lejano, existirían empresas que, ante la muerte de alguien, y gracias a la información que esa persona haya dejado en las redes sociales, puedan “prolongar” su vida virtual; es decir, hacer que sus perfiles se sigan actualizando, respondan a mensajes o interactúen con otros usuarios. Si se tiene en cuenta la cantidad de datos que se vuelcan en Internet a cada minuto, no parece una idea tan alocada.
Muchos de los niños que han nacido en los últimos años tienen buena parte de su vida registrada en la Web. En 2010, la empresa checa AVG, especialista en antivirus y seguridad informática, elaboró un informe con datos procedentes de una decena de países, entre ellos España.
Los resultados arrojaron que casi el 82% de los menores tienen una huella digital (es decir, ya había datos suyos en Internet) desde antes de cumplir los dos años de edad.
Según el estudio, en la Red hay información, a pocas semanas del nacimiento, de uno de cada tres bebés. Además, el 23% de ellos se expone en la Web incluso antes de nacer, ya que sus padres publican las ecografías durante el embarazo. Y más aún: hasta el 5% de los menores de dos años ya cuentan con su propio perfil en alguna red social.
Los riesgos de compartir las fotos de los niños en Internet
Resulta bastante sencillo perder de vista los riesgos y peligros derivados de publicar fotos de los niños en las redes sociales.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que, al publicar una imagen, se expone la intimidad del pequeño sin su consentimiento. Es posible que la mayoría de las instantáneas no representen ningún problema, pero no se puede descartar que, en el futuro, le generen al menor un disgusto.
Fuente: consumer.es