Son muchos los padres que se han sorprendido al observar en la piel de su hijo manchas o alteraciones cutáneas que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo.

 Por lo general desaparecen con el tiempo, pero puede ocurrir que estas crezcan e incluso que se hagan permanentes. La gran mayoría carecen de importancia, pero es conveniente que se las muestres al pediatra.

Nombraremos aquí las más comunes: 

Manchas rosadas, encima de la nariz, en la nuca y sobre los párpados(suelen desaparecer en cuestión de días) 

Manchas de color rojo oscuro, en cara y cuello. Es una dilatación de los capilares. Debe ser tratado para que desaparezca. 

Manchas de color marrón pálido, suelen aumentar de tamaño a medida que el niño va creciendo. 

Otras afecciones benignas a nivel de piel que suelen presentar los recién nacidos y que no precisan tratamiento son:

Pequeños puntitos blanquecinos, del tamaño de una cabeza de alfiler que aparecen sobre la nariz. Son quistes producidos por la retención de secreciones de las glándulas sebáceas. Nunca deben apretarse, desaparecen solos. 

Pequeñas vesículas acuosas que pueden aparecer en dedos, brazos y labios de los recién nacidos, se van rapidamente sin dejar secuelas. 

Pequeños puntos rojos, generalmente en la cara del bebé y cuya aparición esta relacionada con las glándulas sudoríparas. Surgen cuando el niño ha tenido mucho calor, por mucho abrigo. No requiere tratamiento. 

Las manchas mongólicas, de color azul o grisáceo suelen aparecer en la zona lumbar de los niños de piel oscura, bebés negros y de raza asiática principalmente. Desaparecen a los dos o tres años. 

Manchas de color rojo tenue o azulado, es una reacción vascular cuando se expone al recién nacido a bajas temperaturas. 

Para confirmar que las manchas de la piel de tu hijo no son la manifestación externa de una enfermedad, recuerda consultar siempre con el pediatra. 

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