Cuando una mujer va a ser madre, se siente plena de alegría, atesora aquel ser lleno de amor y cierto misterio… el milagro de la maternidad.
Toca su vientre día a día y disfruta del crecimiento de su hijo tan esperado, muchos cambios notará en su cuerpo y vamos entonces a contribuir a que esa futura mamá se sienta hermosa durante todo el embarazo y también luego de él, no descuidando ningún detalle que las pueda preocupar, aconsejando los cuidados para que la piel luzca fresca y lozana.
La piel es el espejo de nuestra salud o enfermedad, a través de su aspecto podemos darnos cuenta que está sucediendo internamente y los cambios que se originan en este órgano que es el de mayor volumen y extensión, por el que circulan gran cantidad de líquidos y de enorme sensibilidad, porque también se encuentran en ella las terminaciones nerviosas; en fin, un delicado envoltorio de todos nuestros órganos internos que bien vale la pena cuidar en todo momento y más aún cuando albergamos un hijo.
Verse bien, optimizará el embarazo y acompañará con más felicidad todo su desarrollo.
Comenzaremos por aconsejar una dieta equilibrada, con abundancia de líquidos y exenta de tabaco y alcohol, promoviendo así la salud de la piel y su nutrición interna. Diariamente practicaremos una buena higiene facial, hidratando y nutriendo sin descuidar la piel del resto del cuerpo que en el vientre y los senos se distiende en los meses del embarazo.
Pero en esta nota nos dedicaremos específicamente a las manchas en la piel de la cara. La hiper-pigmentación más común en ese período es el llamado Melasma granítico. Esta melanodermia se asienta en el rostro de forma bastante simétrica, abarcando mejillas, frente, dorso de nariz, labio superior y mentón, no siendo siempre igual en todas las mujeres que lo adquieren ni en tamaño ni en la intensidad de su color que puede variar de amarillento a pardo oscuro.
Esta pigmentación no se encuentra acompañada de prurito, eritema o descamación, siendo éstos síntomas de otras dermopatías.
La aparición sucede a partir del segundo mes de embarazo y se va acentuando a medida que progresa el mismo, coincidiendo con la hiperpigmentación de los pezones, la línea blanca abdominal y la vulva. Su origen es provocado por el incremento de estrógenos y la hormona melanoestimulante. Se acentúa con las exposiciones solares ya que el sol es también activador de la melanogenesis, trasladando en mayor volumen el pigmento a través de los melanososmas hacia la superficie de la piel.
¿Qué hacemos cuando descubrimos estas manchas?
Primero, tener en cuenta que en la mayoría de los casos, luego del parto y en los meses posteriores involuciona espontáneamente, pero para contribuir a ello debemos tomar ciertas precauciones:
- No exponerse al sol y si lo hacemos, aplicar pantalla solar o un factor de protección solar alto. También se debe aplicar si se trabaja bajo tubos de luz o luces dicroicas.
- Mantener la piel limpia e hidratada y evitar todo producto depigmentante pues podría tener el efecto contrario y acentuar la pigmentación. Solamente disimularemos las manchas con maquillaje adecuado al tono de la piel, o mediante algún sistema autobronceante existente en plaza, sin riesgos nocivos para la salud.
Luego del nacimiento del bebé observaremos si el melasma desaparece y en caso de no retroceder espontaneamente en su totalidad, comenzaremos siempre fuera de época estival con un tratamiento depigmentante a base de ácido glicólico o retinol, realizado y guiado por su profesional de confianza.