Mica tira una carta y lee ‘me siento importante cuando…’. Compartimos el momento entre silencios y risas. Por un lado, la emoción del juego y la competencia, y por otro, rara vez la escuchamos hablar de estos temas. ¿Por qué no?

Mica tira una carta de las “Cartas de Autoestima” y lee “me siento importante cuando…”. Compartimos el momento entre silencios y risas. Por un lado, la emoción del juego y la competencia, y por otro, rara vez la escuchamos hablar de estos temas. De hecho estos temas no suelen tocarse tan explícitamente en familia. ¿Y por qué no?

En lo cotidiano solemos trabajar la autoestima con los niños cuando reforzamos sus esfuerzos o logros. También enseñamos la empatía cuando nos mostramos preocupados los unos por los otros y somos capaces de reconocer que los estados mentales del otro son distintos de los nuestros. Y tratamos de leerlos, compartirlos. Mostramos y enseñamos la comunicación asertiva cuando hablamos con ellos en estos términos, explicándoles de manera respetuosa nuestro punto de vista.

Sin embargo, entre tablets, PlayStations y (ni hablar del tiempo que los adultos tenemos tomado por trabajos, sociales, celulares, etc.) a veces cuesta conectar con estos temas, en parte porque ni los adultos podemos enfrentarlos y regularlos del todo.

La idea no es demonizar la tecnología ni a las dificultades que podemos enfrentar como referentes, pero sí entender que a veces hay distractores, y que como adultos responsables debemos al menos ser conscientes de ello para proponer (¡aunque sea a veces!) propuestas distintas, que tiendan a conectarnos.

Nunchi ofrece juegos terapéuticos que abordan distintos temas fundamentales para el bienestar y crecimiento socioemocional del niño. Surge a partir del trabajo de Carolina Israel y Marcela Sur, dos psicólogas especializadas en niños y adolescentes. Indican: “Cuando desarrollamos Nunchi, vimos repercusiones en profesionales del área de la salud, especialmente psicólogos que utilizan estos juegos en consulta para trabajar autoestima, educación emocional, resolución de situaciones problemáticas cotidianas, comunicación asertiva, etc. Sin embargo, creemos que la riqueza de nuestros juegos está en que pueden ser utilizados en casa. ¿Por qué dejar estos temas para la terapia o la escuela/liceo? Soñamos con una familia que se tome un rato para jugar con el reloj de las emociones, y ver qué situaciones los hace sentirse nerviosos, felices, tristes o enojados. Nos gusta pensar en un padre que juega con su hijo/a al play, pero que también se sienta y juega una partida del semáforo, y aprenden que para cada problema hay una emoción asociada, alternativas para resolverlo y que eso lleva un pienso. Esos juegos nos conectan, y eso es a lo que aspiramos”.

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