La rubéola, provocada por el virus de la rubéola, es una infección que afecta a la piel y a los ganglios linfáticos. Es una enfermedad contagiosa.

En los niños suele presentarse como una enfermedad banal. En cambio, en la embarazada es diferente, ya que si se contagia durante el primer trimestre, puede causar en el feto un síndrome de rubéola congénita (retraso del crecimiento, deficiencia mental, malformaciones en el corazón y los ojos, sordera y problemas en el hígado, el bazo y la médula ósea). 

Cuando una persona tiene rubéola, le empiezan a salir manchitas en la cara y después en todo el cuerpo (erupción cutánea), fiebre, decaimiento y ganglios inflamados y dolorosos al tacto en el cuello, nuca, axilas e ingle. La erupción puede picar y puede durar hasta tres días y los ganglios pueden estar inflamados por una semana o más. Otros síntomas que se observan en menor medida son: dolor de cabeza, pérdida de apetito, conjuntivitis leve, nariz tapada o secreción nasal, ganglios inflamados en otras partes del cuerpo y dolor e inflamación de las articulaciones. En algunas personas no se observa ningún síntoma.

Para disminuir las molestias, pueden tomar paracetamol o ibuprofeno. Igualmente, no se automediquen, consulten con su médico tratante. 

Existe una vacuna obligatoria con dos dosis (una al año y otra a los cinco años), por lo tanto, la enfermedad ya casi no se ve. La mayoría de las infecciones se dan en adultos jóvenes no vacunados, por lo que están en peligro los niños que pueden tener en el futuro.

Imagen: morguefile.com

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