Los niños deben dormir bien y la cantidad de horas necesarias según la edad. El buen descanso no sólo favorece el crecimiento y desarrollo de los niños, sino que también es fundamental para lograr un buen rendimiento escolar y un estado de ánimo positivo a nivel general.
Para lograrlo, una de las claves está en la rutina, que consiste en respetar un mismo horario así como generar ciertas actividades que fomenten o inicien el ciclo de descanso.
Por lo general, los niños quieren seguir jugando, tienen miedo a la oscuridad, necesitan llamar la atención, están sobregirados y con mucha energía, no quieren separarse de mamá y papá, tienen miedo de estar solos, quieren castigar a los padres (por ejemplo, porque trabajan muchas horas), entre otras cosas. Todo esto dificulta que obedezcan la orden de “ir a dormir”. A su vez, pueden despertarse en las noches porque tienen pesadillas (y no distinguen entre fantasía y realidad) o por malestares en los dientes, en la panza, etc. Por todo esto, es importante establecer rutinas que ellos disfruten y esperen y que los hagan entender que es una linda forma de terminar el día para empezar uno nuevo.
Hay cientos de estudios e investigaciones que avalan la importancia del descanso. Uno de ellos es el de la pediatra Rocío Sánchez-Carpintero, publicado por la Asociación Española de Pediatría en sus ´Protocolos de Neurología´. La Dra. señaló que las horas de sueño “repercuten en el rendimiento escolar de los niños y en su humor”. A su vez, la pediatra agrega que dormir menos horas de las necesarias puede alterar la velocidad normal de crecimiento del niño y puede crear importantes problemas de conducta.
Según otro estudio realizado por la Universidad de Londres, los niños que se acuestan todos los días a la misma hora obtienen mejores resultados escolares que los que no lo hacen, ya que la rutina favorece el desarrollo cognitivo. Además, los horarios de sueño irregulares son más perjudiciales cuando los niños son más pequeños. Los expertos además señalaron que, “dada la importancia del desarrollo temprano de los niños, una mala rutina de sueño podría tener consecuencias a lo largo de toda la vida”. La científica Amanda Sacker indica que “dormir es el precio que pagamos por la plasticidad del cerebro, y es una inversión necesaria para estar frescos y aprender al día siguiente”.
¿Por qué es importante favorecer el buen descanso?
Bebés lactantes:
– Para evitar el llanto fácil y continuo.
– Para evitar el mal humor.
– Para evitar problemas de alimentación y crecimiento.
Niños más grandes:
– Para tener un buen rendimiento escolar.
– Para tener sentido del humor.
– Para tener un correcto funcionamiento y desarrollo.
– Para evitar posibles problemas de conducta.
– Para evitar problemas de salud tanto en los niños como en los padres.
– Para evitar los trastornos del sueño que a su vez pueden agravar otros problemas médicos, psiquiátricos o de desarrollo.
– Para evitar que sientan inseguridad.
– Para evitar la timidez.
– Para evitar la hiperactividad.
– Para evitar la depresión.
– Para evitar el sobrepeso y la obesidad.
– Para evitar el estrés.
– Para evitar la falta de autoestima.
– Para evitar la ansiedad.
– Para ejercitar la memoria, ya que el sueño no es una desconexión ni un apagón, sino un proceso activo. Mientras se duerme, se terminan de procesar las experiencias vividas en el día y se fijan en la memoria.
– Para recuperar la energía perdida en el día.
– Para ser más felices.
*No quiere decir que los niños que duermen mal sufren todos estos aspectos, pero es posible que manifiesten más de uno.
Los padres también suelen verse afectados por esta situación. Ellos también duermen mal, suelen estar de mal humor, sienten inseguridad, sentimientos de culpa, frustración, sensación de impotencia y fracaso por no poder resolverlo. En casos extremos puede ocasionar problemas de pareja, ya que uno de los dos puede culpabilizar al otro: “Duerme mal porque siempre lo consentiste”, “Se despierta x veces porque nunca lo dejás llorar”, “Si usara chupete no se despertaría”, etc.
Cantidad de horas de sueño necesarias según la edad (aunque puede variar según el niño):
Un bebé recién nacido necesita dormir 16 horas al día.
A los tres meses de vida necesita dormir 15 horas al día.
Al año de edad necesita dormir 14 horas al día.
A los dos años necesita dormir 13 horas al día.
A los cinco años necesita dormir 11 horas al día.
A los nueve años necesita dormir 10 horas al día.
A los catorce años necesita dormir 9 horas al día.
A partir de la mayoría de edad necesita dormir 8 horas al día.
Recomendaciones:
1. Crear una rutina de sueño para el niño. Debe acostarse siempre a la misma hora y dormir la cantidad de horas necesarias (esto se aplica también para la siesta).
Deben pensar a qué hora quieren que el niño se acueste a dormir (y deben irse a dormir siempre a esa hora). Es bueno que le avisen media hora antes y diez minutos antes que ya está por llegar la hora de ir a dormir. Si avisan de golpe, seguramente no querrán dejar la actividad que están haciendo.
2. Repetir actividades nocturnas cada noche.
Para seguir con la rutina, es importante que elijan una serie de actividades tranquilas (según la edad) que se repetirán todas las noches antes de dormir. Por ejemplo, pueden: bañarlo, ponerle un pijama limpio, cepillarle los dientes, darle una mamadera (eviten que se duerma con la mamadera en la boca, ya que si se despierta de noche y no encuentra su mamadera le será difícil dormirse), acunarlo, hacerle masajes y mimos, darle su peluche o muñeco favorito (no es conveniente darle muchos juguetes), taparlo con una frazada y leerle un cuento. Es bueno que las actividades se hagan en el dormitorio del niño. No elijan muchas actividades, ya que lo pueden sobregirar. Esto, además de crear la rutina, ayuda a conciliar el sueño.
Cuando se despierta en la noche por una pesadilla, es importante que lo tranquilicen, que lo abracen, que le hablen y que lo acompañen hasta que se duerma nuevamente.
Pueden hacer estas actividades con la luz más tenue y con una música relajante que acompañe el momento.
3. El niño no debe tener a la cama como un castigo. Debe pasar tiempo en su dormitorio durante el día.
Como indica la pediatra Sánchez-Carpintero, “es importante evitar que el niño relacione la cama con una situación de castigo”. De esta manera le tendrá miedo y no le gustará irse a dormir. Al pasar tiempo en el dormitorio durante el día, no le resultará desagradable irse a dormir al mismo lugar donde pasa momentos agradables.
4. Debe acostarse a la misma hora, pero también levantarse a la misma hora.
Anteriormente indicamos que es importante acostarse a la misma hora pero también levantarse a la misma hora, ya que ayudará a la rutina y lograrán dormir las horas adecuadas según la edad.
5. Debe realizar actividad física durante el día.
Los niños necesitan gastar sus energías, por eso, es importante que jueguen al aire libre, corran, haga algún deporte o danza. De esta manera, llegarán a la noche cansados y relajados. Los bebés deben salir a pasear (aunque sea en cochecito), ya que el aire fresco les hace bien.
6. No debe mirar televisión o jugar a videojuegos en la noche.
Por lo general, los videojuegos y la televisión suelen excitar al niño y necesita actividades que lo relajen a esa hora del día.
7. La lectura de un cuento infantil, la música relajante, o la canción favorita del niño cantada por mamá y/o papá contribuyen a la relajación necesaria.
A diferencia de la televisión y los videojuegos, estas actividades suelen relajar al niño.
8. No debe entrar luz de la calle, por eso, si hay ventanas, deben estar bien cerradas. Es bueno dejar una luz tenue en la habitación. Evitar el ruido.
Es bueno que las ventanas tengan persiana o una cortina gruesa. La luz tenue evitará el miedo a quedarse solo y el miedo a la oscuridad. También está la opción de dejar prendida una veladora.
9. Darle la cena al menos dos horas antes de la hora de dormir. Evitar el azúcar y la cafeína antes de dormir.
La alimentación también influye en la calidad del sueño, por eso, hay que evitar las comidas que excitan al niño como las bebidas con azúcar, las golosinas, los conservantes, los colorantes y la cafeína.
10. Es bueno que el niño logre dormirse solo.
Como señala la pediatra Sánchez-Carpintero, “se debe promover la capacidad de que el niño pueda dormirse sin que sus padres estén presentes”. También es importante que sea en su propia cama. Si cuando abandonan la habitación el niño se levanta, la pediatra recomienda acompañarlo a su cama y calmarlo. En cambio, no deben repetir las rutinas señaladas anteriormente, porque el niño lo verá como una forma de ganar tiempo. De todos modos acompañarlo un buen rato sentados en su cama y hacerle mimos les proporciona seguridad.
¡Y, lo más importante, es tener paciencia y mantener la calma, ya que de lo contrario pueden transmitir sus nervios!
Estuche para la noche:
Si el niño se despierta en las noches, pueden hacerle un “estuche para la noche” que esté cerca de la cama. ¿Qué incluir? Una linterna, su libro favorito, algo que contenga música para escuchar, su peluche favorito. Con estos objetos a su alcance se sentirá seguro.
También pueden crear un spray anti-monstruos:
Los niños suelen tener mucho miedo por las noches y, por lo general, dicen que pueden venir los monstruos. Pueden colocar agua al envase, decorarlo y decirle que tienen la solución anti-monstruos. Tiren un poco antes de dormir y díganle que los monstruos no aparecerán. Aparte decorar juntos el frasco es una actividad que les encantará.
Trastornos del sueño: Apnea infantil e Insomnio
La apnea infantil es uno de los principales trastornos del sueño del niño. Los niños con apnea infantil tienen el riesgo de propiciar patologías como la hipertensión y riesgos en su crecimiento. A su vez, Gonzalo Pin, coordinador de la Unidad Valenciana del Sueño señaló, “la apnea podría afectar el desarrollo cognitivo y la capacidad de aprendizaje de los niños”.
Las técnicas milenarias como el Feng Shui o una asesoría en geobiología pueden ayudar a niños que sufren insomnio. Rosario Hernández, en una entrevista para Ser Familia señaló: “desde el punto de vista de lo que yo estudio, o sea desde la geobiología y el Feng Shui, la posición ideal para dormir es “fuera de las geopatías” como punto número uno y en segundo lugar, siempre se busca ubicar las camas con lo que llamamos “posición de control de las aberturas” o sea que acostados en la cama boca arriba podamos ver tanto las puertas como las ventanas de nuestro dormitorio. También es importante no ubicar las camas debajo de ventanas, pues siempre hay corrientes, más ruidos, ruidos de lluvia, entre otros”.
Si a pesar de intentar con las rutinas no logran que los hijos tengan un buen sueño, pueden indagar acerca de las energías de la habitación. A veces mover la cama de lugar o de ubicación puede ayudar.
Otros trastornos frecuentes del sueño para tener en cuenta: narcolepsia y síndrome de piernas inquietas.
Es importante realizar un tratamiento precoz cuando surgen problemas de sueño en niños porque influyen sobre el comportamiento y el rendimiento congitivo.
Si cree que su niño puede estar sufriendo un problema de sueño grave, puede consultar con un especialista (generalmente con un pediatra y/o psicólogo). Puede existir un problema corporal, un problema en el vínculo, entre otros. Pero trabajar para lograr un buen descanso repercutirá en la buena salud y calidad de vida de toda la familia.
Fuentes: Consumer.es, Kidshealth.org, Serpadres.es
Imagen: Morguefile.com