¿A qué madre o padre no le gustaría que, a la hora de acostar a los chicos, todo fuera un poco más fácil?
¿A qué madre o padre no le gustaría que, a la hora de acostar a los chicos, todo fuera un poco más fácil?
Una de las mejores formas de lograr que los chicos se tranquilicen y se vayan a la cama es crear una rutina regular para la hora de dormir, en la que participen mamá y papá, y que les permita entender que el acostarse a dormir es una manera alegre y reconfortante de terminar el día. Los bebés y los chicos chiquitos son ” personitas ” de costumbres y, además, disfrutan del carácter predecible de una rutina. Si todas las noches realizás las mismas actividades antes de enviar al nene a la cama, lo ayudarás a entender que está todo bien y que es hora de dormir.
LO QUE DEBÉS Y NO DEBÉS HACER A LA HORA DE DORMIR:
El sueño puede ser un tema muy delicado para toda la familia. Por lo general, a los chicos no les gusta separarse de mamá y papá al final del día. Están llenos de energía y quieren seguir divirtiéndose. Es posible que también les dé un poco de miedo permanecer solos en la oscuridad.
Al mismo tiempo, puede ser que los padres faltos de sueño añoren la idea de dormir un poco o de tan sólo tener un momento de tranquilidad para estar juntos. Por otra parte, puede ser que los padres que trabajan todo el día quieran pasar con sus hijos más tiempo del que permite la hora de acostarse. El momento de irse a la cama también es difícil para los padres.
Aquí van algunas ideas para que inventes rutinas que funcionen para la hora de enviar a tu hijo a la cama:
Debés analizar cuidadosamente la rutina.
No todas las rutinas para la hora de acostarse pasarán la prueba del tiempo. Si algo se fija en la mente de tu hijo, lo va a esperar y…¿de verdad querés cantarle todas las canciones de ”El Rey León” noche tras noche?
Si no elegís tu rutina con cuidado, puede que después lo lamentes.
Algunos rituales clásicos y eficaces que vale la pena considerar:
-Un baño tibio y, luego, algunos mimos después de ponerle un pijama limpio.
-Leerle uno de sus libros favoritos o escuchar música relajante.
-Su canción favorita, cantada por mamá, papá o toda la familia.
-Arroparlo bien con su muñequito, frazada o peluche favorito.
-Un masaje suave en la espalda.
Debés ser constante.
Establecé una hora relativamente fija para ir a la cama y un orden predecible de los acontecimientos. A los niños de corta edad les hará bien un aviso con, más o menos, media hora de anticipación y, luego, otro unos 10 minutos antes de la hora de dormir. Si los sorprendés anunciando que es hora de que se vayan a la cama, se resistirán, aún más, a dejar lo que están haciendo en ese momento. Además, asegurate que la rutina se lleve a cabo en la habitación del chico o en los lugares donde duerma.
Debés restringir las actividades del chico.
No estimules en exceso a tu hijo justo antes de que se vaya a la cama. Si se trata de un bebé, despejá la cuna, sacá el montón de juguetes de peluche y mostrale sólo su juguete favorito para que se quede tranquilo. El quitar los juguetes le indicará que es hora de que se duerma. En el caso de un chico más grande, no le permitas retozar ni ver televisión antes de acostarse a dormir.
No debés establecer una rutina demasiado complicada.
En el caso de un bebé de 10 meses, la rutina debe durar sólo algunos minutos, mientras que con un chico que empieza a caminar o un preescolar, lo apropiado es entre 15 y 30 minutos. Más de 30 minutos casi siempre es demasiado.
No debés dejar las luces encendidas.
Es importante que el chico aprenda a distinguir entre el día y la noche… y que entienda que la noche es para dormir. Si se despierta y está oscuro, se dará cuenta de que aún no es hora de levantarse. Si dejás encendida una luz brillante, podrías confundirlo.
No debés acostar a dormir a tu bebé con una mamadera.
En primer lugar, es necesario indicar que, si bien es cierto que solucionar algo ayuda a tranquilizar al bebé para que se duerma, el tomar leche o jugo durante toda la noche impregna la dentadura del bebé con azúcares que provocan caries.
En segundo lugar, tomar líquidos mientras está acostado puede predisponer a la acumulación de líquido en los oídos. Por último, si tu hijo se acostumbra a quedarse dormido con una mamadera en la boca, le será más difícil dormirse si se despierta a la noche y no encuentra su mamadera o ésta está vacía.
Debés ser flexible.
Si un chico se siente enfermo o se encuentra en un período de mucha tensión, no hay ningún problema en cambiar un poco las reglas en cuanto la hora de acostarse. Pero no elimines toda la rutina. Por ejemplo, podrías leerle dos cuentos en lugar de uno, pero no lo dejes quedarse dormido frente al televisor.
No debés empezar a darle alimentos sólidos al bebé para que duerma.
Algunos padres están convencidos de que los bebés se despiertan varias veces durante la noche porque no quedan satisfechos con una dieta líquida. Sin embargo, la leche materna o maternizada es el alimento ideal durante los primeros seis meses de edad del bebé. En realidad, los alimentos sólidos no hacen que el bebé duerma mejor a la noche, así que no se los dés antes de que tenga seis meses, salvo que te lo recomiende su médico.
Debés dedicarle toda tu atención a la hora de dormir.
La hora de dormir debe ser un momento especial para vos y tu hijo. No le restes importancia a tu hijo ocupándote de otras cosas mientras lo acostás. Ambos se sentirán más felices si te concentrás únicamente en él mientras lo mimás, lo bañás o le leés algo cada noche.
LA GRAN CALMA: SUGERENCIAS PARA QUE EL CHICO DUERMA TODA LA NOCHE, SEGÚN SU EDAD.
Todos nosotros, desde los recién nacidos hasta los adultos, alternamos del sueño liviano al profundo durante la noche. Lo que en realidad quiere decir la persona que se jacta de que su hijo duerme toda la noche, es que cuando el nene entra en el sueño liviano, puede volver al sueño profundo sin llorar ni requerir a uno de los padres. ¿Qué podés hacer para que tu hijo alcance esa misma meta? Descubrilo en los siguientes consejos para las distintas edades.
0 a 3 meses
Los hábitos diarios del recién nacido aún no están plenamente establecidos, de modo que, durante las primeras semanas, podés dejar que se adormezca mientras lo amamantás o lo acunás sin grandes consecuencias. Sin embargo, entre las 8 y las 10 semanas, puede empezar a aprender a dormirse solo. Si permitís que se quede dormido mientras lo alimentás, se puede establecer un vínculo entre ambos, lo cual hace más probable que llore pidiendo más alimento cuando vuelva a despertarse. Si el bebé está somnoliento mientras lo estás alimentando, acomodalo en su cuna. Permanecé a su lado mientras se duerme, pero evitá tomarlo en brazos o acunarlo para que se duerma.
Cuando tu bebé se despierte a la noche, debés enseñarle que no es hora de jugar sino de alimentarse. No enciendas las luces ni empieces a hablarle. Simplemente alimentalo, cambialo si está mojado y volvé a dejarlo en su cama. Mientras menos interesantes sean los momentos en que el bebè se despierta durante la noche, más rápido entenderá que debe volver a dormirse.
4 a 6 meses
A los 4 meses, el bebé puede dormir entre seis y doce horas seguidas. Si no lo tomás en brazos apenas gime o empieza a llorar, es seguro que volverá a quedarse dormido solo. Si de verdad se despierta y quiere comer, tendrás que complacerlo. Ahora bien, si ya comió, lo cambaste y sigue llorando por vos, entrá a la habitación, hacele saber que estás ahí, pero no lo tomes en brazos. Dale algunas tiernas palmaditas y hablale suavemente. Dejá que descubra su propia forma de volver a tranquilizarse y quedarse dormido.
7 a 12 meses
Aun cuando tu bebé haya dormido sin problemas toda la noche anterior, es probable que vuelva a agitarse mientras duerme, debido a su nueva capacidad de pensamiento: puede que, de verdad, ta extrañe si no te ve. Si lo tranquilizás un poco cuando se despierta, lo ayudarás a superar esta etapa.
Los ritmos de sueño de los bebés muchas veces se ven alterados cuando están aprendiendo a dominar una nueva habilidad. Por ejemplo, si tu bebé está aprendiendo a ponerse de pie, seguro que también practicará en su cuna durante la noche.
1 año a 18 meses
Si tu hijo todavía se despierta a la noche, la siguiente estrategia puede servirte: despertalo antes de que él te despierte. Antes de que te vayas a dormir, por ejemplo, a las 11 p.m., despertalo para acomodarlo e, incluso, alimentarlo. Decile que, ahora, podrá arreglárselas solo si se despierta más tarde.
Luego, asegurate de que, realmente, se lo permita. Consolalo, pero no lo saques de su cuna. Es probable que no se vuelva a despertar. Por alguna razón, el hecho de despertar a un chico antes de que él se despierte suele terminar con su costumbre de despertarse a la noche.
No olvides que si tu hijo durmió con vos todos estos meses, será cada vez más difícil conseguir que vuelva a dormir en su propia cama. A esta edad, los chiquitos están empezando a tener opiniones propias y una tendencia cada vez mayor a manifestarlas.
2 años
Ésta es la edad en que muchos chicos dejan la cuna para dormir en una cama. Los chicos chiquitos, normalmente, pasan por períodos de inseguridad durante la noche y es posible que vayan constantemente al dormitorio de sus padres. Vos podrías poner un colchón o una bolsa de dormir junto a tu cama y decirle a tu hijo que puede venir cuando quiera y usar su cama especial, pero que no los despierte. O bien, podés acompañarlo para que vuelva a su propio cuarto. Si cedés constantemente ante las súplicas del chico para que lo dejes dormir en tu cama, se acostumbrará a que esto ocurra cada noche.