Nadie nace sabiendo y mucho menos, sabiendo ser padre. Esta difícil tarea que requiere tanta responsabilidad requiere un proceso de aprendizaje que sólo se da en la práctica, es decir, sólo después que tenemos un hijo.
Hoy incluso esa tarea se hace más complicada, si consideramsoq ue habitualmente el núcleo familiar vive solo. Antes, se contaba con la ayuda de tíos y abuelos quienes continuamente brindaban su ayuda y consejo a los nuevos padres. Incluso hoy, hay muchos bebés que por cuestiones laborales, deben ser dejados en la guardería a corta edad, por lo que son pocas las horas que los padres pueden estar con ellos.
Algunos consejos para adaptarse de a poco a el cambio que implica en la familia la llegada de un bebé son: Elegir al pediatra incluso desde el embarazo y comenzar a planterle las dudas y preocupaciones. Por otro lado, tener alguien que ayude en las tareas de la casa los primeros días, para poder dedicarle todo el tiempo al nuevo integrante.
Es importante desde el comienzo tratar de establecer ciertas rutinas para que el bebé se adapte a la vida en familia. Pero lo más importante es dedicar tiempo a conocer a nuestro hijo, sus gustos y preferencias para brindarle todo nuestro amor. Es fundamental ser concientes que en cada conacto que tenemos con nuestro bebé, le estamos enseñando algo y que la persona adulta en que se convierta, depende de nosotros.
Si es posible, el papá debe tomarse unos días de licencia en su trabajo para ayudar a la mamá en esos primeros momentos que nos marcan para toda la vida: el primer cambio de pañal, el primer baño, atender al bebé en los llantos de la noche. Si la pareja logra complementarse, no sólo serán buenos padres, sino que se sentirán más unidos que nunca