Paloma, una de nuestras lectoras, nos cuenta todo sobre el embarazo y el nacimiento de su hijo Benicio.
Voy a tratar de contarte sobre el nacimiento de Beni sin ponerme a llorar (risas).
La venida de Beni fue súper planeada. Yo perdí un bebé antes y después estuve como nueve meses para quedar embarazada de nuevo. Arrancamos en el mes de setiembre, tomando unos complementos de vitaminas y aparte unas hormonas para ayudarme a ovular y un inyectable el día 14 del ciclo, ya que tengo quistes en los ovarios y el derecho no me funciona.
El primer y segundo mes de tratamiento no tuvimos respuesta. Todas las semanas me hacían una ecografía para ver el crecimiento de los óvulos, ¡todos los jueves!
En noviembre no hicimos ese seguimiento, ya que me dejaba más ansiosa todavía (risas). El día 14 sí, me dieron el inyectable, así que estoy más que segura que Beni fue concebido el 25 de noviembre a las 23:00 (risas). En diciembre ya sospechaba porque “no me vino”, hicimos una ecografía y aún no se veía nada. El 29 me hice un examen de sangre ¡y salió positivo! Igual hasta no tener la ecografía no queríamos entusiasmarnos. Por precaución no quisimos contar mucho hasta los tres meses.
¡Fue un embarazo súper tranquilo! con algo de náuseas los primeros meses, ¡pero nada más! ¡Lo disfrutamos muchísimo todos! Todos estaban pendientes de la panza, cuanto crecía, ¡cuando se movía! La fecha probable de parto era el 18 de agosto. Fuimos a clases de parto, estaba súper preparada. Ya la última semana en el control le comenté al doctor, que dicho sea de paso, ¡es un ídolo! que Beni no se estaba moviendo mucho. Controlamos los latidos y estaba todo OK. El viernes 17 de agosto, fui a trabajar lo más bien, anduve haciendo mandados en la calle y fui hasta el consultorio particular de mi doctor para comentarle que Beni seguía muy quieto. El doctor me revisó y me mando a buscar el bolso porque me iba a internar. ¡Fue sorpresa de todos!
Por suerte era un viernes y traté de avisarle a mi hermano Ismael y a mi hermano Nicolás, a la madrina de Beni Victoria para que se vinieran porque ¡Beni estaba por nacer!
Llegamos a Gremeda (el sanatorio), me pusieron suero para provocar contracciones, pero después de casi dos horas no había tenido ni una. Así que cerca de las 22:00 el doctor decidió hacer cesárea. Entramos a sala, ¡Dani me acompañó en todo momento!
Y cuando menos esperé el doctor nos dijo… ¡Bueno prepárense que viene Benicio! Y así fue, a las 22:58 que lo vimos por un instante… ¡el instante más maravilloso del mundo! ¡me largué a llorar como loca!
A Beni se lo llevaron rapidísimo, ya que venía con una circular en el cuello (cordón) y estaba muy moradito y frío. Después de unos segundos lo escuché llorar, ¡fue el sonido más hermoso que escuché! Beni pesó 3.900 y midió 49 cm. Mientras terminaban mi cesárea me puse un poquito nerviosa ya que no lo traían a Beni conmigo.
Cuando salimos estaban todos alborotados y contentos afuera. Beni ya había salido pero derecho a la incubadora. Fuimos a la pieza y me vinieron a contar que Benicio iba a quedar un rato en incubadora por precaución, que yo tratara de dormir y descansar. ¿Cómo? Dormir y descansar sabiendo que yo soy mamá y que no tenía a mi bebé conmigo.
Fue un momento medio triste, pero por suerte Dani estaba ahí para apoyarme. A las 02:00 vino la nurse a pedirnos ropa porque el bebé se había hecho caca (risas) cuando le dimos, nos comentó que iba a quedar chico, ya que era un bebé muy grande (risas).
Una sorpresa: a las 04:00 abren la puerta y llega la nurse con Beni en brazos. Me dijo: “bueno mamá el bebé tiene hambre! ¡a partir de ahora mucha teta y mucho amor! Y así fue como hicimos y lo seguimos haciendo hasta el día de hoy. ¡Beni nos cambió la vida a todos! Es un bebé súper tranquilo y bueno y muy dulce. Me han dicho que refleja todo lo que recibe y creo que es así.
¡Muchas gracias Paloma por contarnos tu historia!