Karenina nos brinda el testimonio del nacimiento de su hija Catalina.
Tengo un varón de siete años, Bruno, y luego de meses de que mi pareja me pidiera tener una niña decidí sacarme el DIU para empezar a buscarla. Fueron meses de falsas alarmas, que se nos hicieron muy largos. En junio de 2010, me di cuenta de que tenía un atraso. Y cuando me hice el test, ¡dio positivo! A los pocos días de recibir la gran noticia, su papá decidió irse y tuve que afrontar el embarazo sola, con mucha tristeza. Pero tenía un hijo de 5 años en ese momento y otro en camino así que decidí afrontarlo con la mayor serenidad posible.
El embarazo fue muy complicado ya que tuve amenaza de aborto a las 13 semanas, hice reposo un mes y todo siguió bien, hasta que me hicieron la curva de glucemia, y dio que tenía diabetes gestacional. Desde ahí tuve que hacer una dieta muy estricta y terminé inyectándome insulina. Tenía control una vez por semana ya que era un embarazo de alto riesgo. El 26 de agosto me hicieron la eco estructural y me dijeron que era una nena y desde antes de quedar embarazada sabía que si era nena se iba a llamar Catalina.
A las 27 semanas estaba en el trabajo y empecé con pérdidas. Salí corriendo para el sanatorio y me dijeron que tenía amenaza de parto prematuro, por lo que estuve diez días internada. Gracias a dios Cata se arrepintió. Pero a las 29 y a las 32 semanas tuve otras amenazas de parto prematuro, sin pérdidas y me fui para mi casa con reposo absoluto. Solamente iba a control donde me realizaban un monitoreo y un eco-dopler.
La fecha probable de nacimiento de Cata era el 8 de enero. Pasó el 8 de enero y nada. El 12 fui a control, yo estaba muy hinchada, y había adelgazado 600 grs. así que el médico me mandó quedarme internada para inducir el parto. Después de estar días sin tener contracciones ya empecé a prepararme psicológicamente para la cesárea, pero el 14 de enero al mediodía tuve mi primera contracción. Cada vez que estaba por venir una yo sentía cómo Cata se apoyaba en mis costillas para hacer fuerza. Los pujos fueron muy duros y dolorosos. Finalmente a las 13:42 nació Catalina. Si bien la neonatóloga le dijo a mi mamá que se había complicado porque el cordón umbilical era muy corto, la beba estaba muy bien. Pesó 3,300 kg y midió 51 cm.
Dos días después del nacimiento de Catalina, nos fuimos para casa. Empecé a notar que cuando tomaba el pecho transpiraba mucho; no llegaba a tomar ni cinco minutos de teta y quedaba exhausta, como si hubiera corrido una maratón. Yo le decía eso a la pediatra y me decía que era porque tenía la nariz chiquita, pero yo no podía creer que eso fuera algo normal. Para mí ella respiraba raro. Además, tenía la planta de los pies moradas. Pero la pediatra me seguía insistiendo que era porque su nariz era pequeña.
Al segundo control la quise cambiar de pediatra pero la que yo quería estaba de vacaciones. Hasta los 28 días estuve con esta pediatra y cuando la atendió la que luego elegí, enseguida me envió al cardiólogo porque le escuchó un soplido. Así, cuando Cata tenía ya un mes de vida, me enteré que era cardiópata. De presión, por ejemplo, tenía 13.9. En seguida la medicaron y a los 6 meses le hicieron un cateterismo. En julio de 2012 le hicieron otro porque empezó a caminar y se ponía muy morada. La arteria pulmonar izquierda le funcionaba al 10% y la derecha al 60%. La operaron en agosto de 2012.
Hoy Catalina tiene dos años. Hace vida completamente normal, pero tiene que cumplir su dieta sin sal, sin sodio, sin grasa y sin conservantes. Lo que más importa ahora es la prevención, para que cuando sea mayor no sufra otras patologías.
Cuando le detectaron la cardiopatía, me sentí culpable, pero ahora me acostumbré. Una se pregunta qué debería haber hecho diferente. Me costó mucho dejarla al cuidado de otras personas.
Algo increíble: el día que detectaron que Catalina sufría de una cardiopatía congénita fue un 14 de febrero, día internacional de las Cardiopatías Congénitas. Hoy quiero apoyar a todos los padres que pasen por un problema similar y sobre todo decirles que si notan algo raro en sus bebés insistan para que sean estudiados a tiempo.
Karenina