Cuando pensamos en la sexualidad debemos entender que se trata de un universo muy amplio, que involucra la forma de comunicarnos con el mundo exterior a partir del vínculo que tenemos con nuestro propio cuerpo. 

 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la sexualidad es un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vivencia y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se vivencian o se expresan siempre.”

Educar en torno a la sexualidad desde los primeros pasos es algo fundamental; promueve que los niños y niñas conozcan, respeten y cuiden su cuerpo y el de los demás e incentiva su desarrollo personal. Además, habilita al diálogo sobre temáticas relacionadas con la sexualidad lo que es importante para que, en las futuras etapas que transiten, puedan sentirse acompañados por el mundo adulto, en lugar de vivir bajo un tabú.

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